En un artículo publicado en el New York Times, el director profundiza en sus motivos de por qué las sagas de Marvel no son cine.
“Podrías preguntarte, ¿cuál es mi problema? ¿Por qué no simplemente dejar que sean películas de superhéroes y otras películas de franquicia?”, cuestiona Martin Scorsese en el artículo que publicó en el New York Times El director de The Irishman aprovechó el espacio para dar cátedra y explicar por qué las producciones de Marvel no son cine. Y cuando Scorsese profundiza en lo que es y no es cine, el mundo escucha.
"Me hicieron una pregunta sobre las películas de Marvel. Yo respondí. Dije que intenté ver algunas de ellas y que no son para mí, que a mí parecer están más cerca de los parques temáticos que de las películas, tal y como las he conocido y amado durante toda mi vida. Y que al final, no creo que sean cine"
Su pieza de NYT va a revitalizará el incendio en las redes sociales y ampliará el debate sobre el valor artístico del contenido de Marvel Studios que ha tomado las listas de éxitos de Hollywood en la última década. Aunque el director admite que las producciones de superhéroes no le interesan por cuestión de "gusto personal" y porque, por razones generacionales, entiende el cine de otra manera.
Así el cineasta expande el debate hacia las consecuencias que las franquicias tienen sobre el cine. Detalla que, cuando el público va al cine, encuentra una cartelera llena de estas películas. “Es un momento peligroso para la exhibición de películas y hay menos cines independientes que nunca”, indica.
Reconoce que en los últimos 20 años la industria ha cambiado en todos los frentes, pero reemplazaron el riesgo con productos de consumo inmediato. No menosprecia la existencia de las plataformas de streaming como Netflix, con quien realizó The Irishman, pero recalca, que la abundancia de los productos de consumo inmediato excluyen la visión de un autor.
Asimismo, expresa su pesar por la situación que sufre el arte. “Temo que el dominio financiero de uno se está utilizando para marginar e incluso menospreciar la existencia del otro”, describe. “Y el acto de simplemente escribir esas palabras me llena de tristeza”.