Escribir mensajes de WhatsApp mientras conducen afecta más notablemente al grupo de conductores de edad más avanzada, que sufren un número de colisiones significativamente mayor que los conductores de 18-39 años
Ni falta hace decir que usar el móvil al volante constituye una conducta de riesgo notable, amén de una infracción de tráfico que nos puede acarrear una abultada multa. Entre los riesgos que supone ojear nuestras redes sociales o contestar a los mensajes de nuestros contactos, el principal es la distracción: retiramos la vista de la carretera más tiempo del que nos podemos permitir para conducir de forma segura.
Una vez sentadas estas consideraciones generales, hay que admitir también que este efecto distractor de WhatsApp al volante no se replica de igual forma en la población, sino que varía extraordinariamente según la edad del conductor. Así, un estudio de la Universidad de Granada explica el número de colisiones aumentó para todos los grupos de edad cuando tenían el móvil en la mano, pero lo hizo de forma dispar: un 8,3% para los de 18-24 años, un 25% para los que cuentan entre 25 y 39 primaveras, un 80,5% para el grupo de 40-54 años y un escandaloso 134,5% para los de más de 55 años.
Por lo tanto, escribir mensajes de WhatsApp mientras conducen afecta más notablemente al grupo de conductores de edad más avanzada, que sufren un número de colisiones significativamente mayor que los conductores de 18-39 años. Sin embargo, el test llevado a cabo por los científicos reflejó que los conductores jóvenes son los que adoptan más conductas de riesgo al volante, cometiendo más infracciones.
A todos ellos se les evaluó la función visual mediante una amplia batería de test. Además, el rendimiento en la conducción de cada participante se evaluó en una primera sesión sin distracción y en una segunda sesión bajo distracción, en la que tenían que responder a una serie de mensajes (WhatsApp) mientras conducían (en un simulador). Finalmente, se recopilaron datos sobre la percepción subjetiva que estos conductores tenían de su propia conducción mediante una encuesta denominada “Driver Behaviour Questionnaire” (DBQ).
Un efecto negativo evidente que si bien el uso del ‘smartphone’ afecta a la habilidad para mantener una correcta posición del vehículo en el carril. De este modo, la desviación estándar de la posición lateral del vehículo en el carril aumentó significativamente para todos los grupos de edad, excepto para el grupo 2 (25-39 años). Como consecuencia, en la sesión en la que usaron WhatsApp a la vez que conducían, los conductores mostraron un mayor número de salidas del carril y una mayor distancia recorrida invadiendo el carril contrario.
Los resultados del trabajo realizado en la UGR demostraron que algunas funciones visuales están relacionadas con el rendimiento en la conducción. Tanto el deterioro de la sensibilidad al contraste como el incremento del nivel de straylight (parámetro relacionado con la difusión de la luz en los medios oculares, que afecta a la sensibilidad al deslumbramiento),mostraron una correlación estadísticamente significativa con un mayor número de colisiones, una mayor distancia recorrida fuera del carril y un peor control lateral del vehículo.