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Tecnología Desde 2012

Tras seis años en Marte, Curiosity sigue desentrañando sus misterios

El rover, que aterrizó en Marte en 2012, ha recogido pruebas que permiten conocer el origen de un monte que llevaba años en el punto de mira de la NASA.

Jueves, 7 de Febrero de 2019
El 6 de agosto de 2012, el rover Curiosity, enviado por la NASA a explorar el planeta rojo, tocaba suelo marciano, empezando una misión que sigue todavía en marcha a día de hoy, a pesar de alguna que otra incidencia lógica, después de tanto tiempo. En un principio solo estaba previsto que trabajase durante dos años. Sin embargo, la agencia espacial tomó finalmente la determinación de extender la misión indefinidamente, para que el robot pudiese alcanzar plenamente todos los objetivos que lo habían llevado hasta allí.

Entre ellos, se encontraba interpretar los procesos geológicos que han dado lugar a su relieve característico, especialmente en zonas concretas, como el cráter Gale y el monte Sharp, erigido en el centro del mismo. Afortunadamente decidieron que un par de años era poco tiempo, pues ha sido necesario esperar hasta ahora para que Curiosity lance por fin información sobre el origen de estos dos rasgos de su orografía. Los resultados obtenidos al respecto se publican hoy en Science y apuntan por fin a una de las dos teorías sobre el tema que habían rivalizado durante todo este tiempo.
Un paseo muy productivo por Marte
Existen principalmente dos teorías para el origen del monte ubicado en el centro del cráter Gale. Por un lado, algunos científicos apuntan a que el cráter debió estar lleno de sedimentos y que poco a poco se fueron erosionando hasta dar lugar al monte que se puede ver hoy. Otros, en cambio, consideran que fueron sedimentos arrastrados por el viento los que fueron dando lugar al relieve de la montaña, paulatinamente.
El hallazgo ha sido posible gracias a la detección de cambios locales en el campo gravitatorio
Con el fin de poder obtener respuestas al respecto, Curiosity dispone de un conjunto de acelerómetros utilizados para la navegación de rutina, que pueden medir los cambios locales en el campo gravitatorio. Esta herramienta, llamada RIMU, sirvió para determinar que sobre la superficie del cráter y las partes bajas de la ladera de la montaña se encuentran rocas porosas de baja densidad. Esto apoya la teoría de que el montículo se formó poco a poco, ya que si los sedimentos hubiesen estado siempre ahí estarían más compactado y las rocas serían de mayor densidad.
Los resultados son un éxito, ya que daría respuestas a uno de los principales objetivos que tenía este rover cuando aterrizó en el planeta rojo. La respuesta se ha hecho esperar, pero esto lleva a pensar que quizás este robot, cuya misión podría llevar ya más de cuatro años finalizada, puede tener todavía mucho que mostrar.