Una investigación con un grupo de bomberos que ha durado más de una década ha descubierto algo increíble sobre las flexiones
Seguro que si un médico se acercara a nosotros y nos dijera que puede hacernos una prueba para averiguar si tenemos algún defecto congénito o adquirido en el corazón, la mayoría de nosotros diría que sí. Eso serviría para prevenir enfermedades futuras y salvaría muchas vidas. El corazón es un músculo fuerte, y probablemente el que más apreciamos, pero hay que saber cuidarlo.
Por eso, es más que probable que te interese saber esto: una investigación realizada con 1.104 bomberos descubrió que aquellos que son capaces de realizar 40 flexiones de brazos corren menos riesgo de sufrir enfermedades cardíacas. ¿Qué tal van esos ejercicios? ¿Los has probado alguna vez? ¿Te caes al suelo al intentarlo y ya no te puedes volver a levantar? Mala señal. Este estudio concluyó que aquellos que podían cumplir con la prueba eran un 96% menos propensos a sufrir problemas de corazón.
Aunque cueste creerlo, la investigación se extendió en el tiempo unos diez años. Los participantes debían realizar siempre el mismo ejercicio: hacer las flexiones con un metrónomo que marcaba como tope los 80 latidos. Cuando registraban esa marca (o acababan extenuados y no podían continuar) debían parar.
Los participantes hacían las flexiones con un metrónomo que marcaba como tope los 80 latidos. Debían intentar conseguir más de diez
Las personas que podían hacer 11 flexiones o más tenían menos probabilidades de desarrollar una enfermedad cardiovascular, según se descubrió. Además, el proyecto sirvió también para que se diagnosticaran hasta 37 problemas del corazón durante el proceso.
"El estudio pone énfasis en la importancia de la condición física respecto de la salud y en por qué los médicos deben evaluarla durante los encuentros clínicos", agregó el profesor Stefanos Kales, del Departamento de Salud Ambiental de la Universidad de Harvard.
Sin embargo, los investigadores aclararon que aún se deben realizar más estudios para generalizar las conclusiones con otros grupos, como mujeres, personas de mayor edad y aquellos que son menos activos.