Silva colocó una garrafa abierta en la puerta de la habitación de los niños, de 2 y 7 años, aparentemente para inducir somnolencia. Posteriormente, ingresó al cuarto y realizó un disparo de prueba en el colchón antes de cubrir a sus hijos con una almohada y un colchón, disparándoles dos veces en la cabeza a cada uno.
La reconstrucción del crimen en el que una mujer policía asesinó a sus dos hijos en San Luis reveló detalles impactantes sobre su accionar. Durante la audiencia de formulación de cargos, Marina Silva, la acusada, escuchó el relato de los hechos mientras se le dictaba prisión preventiva por 120 días.
Según los investigadores, en la madrugada del 1 de octubre, Silva colocó una garrafa abierta en la puerta de la habitación de los niños, de 2 y 7 años, aparentemente para inducir somnolencia. Posteriormente, ingresó al cuarto y realizó un disparo de prueba en el colchón antes de cubrir a sus hijos con una almohada y un colchón, disparándoles dos veces en la cabeza a cada uno.
La fiscal Antonella Romagnoli informó que las heridas provocaron la muerte inmediata de los menores y señaló que Silva dejó dos cartas, una de ellas en el cuaderno escolar de su hija, antes de huir. Fue imputada por "homicidio doblemente calificado por alevosía y el vínculo agravado por el uso de arma de fuego".
Una de las hipótesis principales es que Silva habría cometido el crimen debido a las importantes deudas que enfrentaba, que ascendían a 6.7 millones de pesos repartidos entre varias entidades financieras y bancos. Entre sus principales acreedores se encontraba el Banco Nación, con una deuda de más de 3 millones de pesos.