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Cristianos de Marruecos aguardan con expectación la visita del Papa

A la entrada de la catedral de Rabat, una multitud espera por un boleto para ver al papa Francisco el fin de semana durante su visita a Marruecos, donde reside una comunidad católica diversa y cosmopolita.

Miercoles, 27 de Marzo de 2019

"¡Tenemos suerte, el Papa viene a África! Va a reagrupar a comunidades que vendrán de todos los horizontes de un país musulmán. Es algo extraordinario", dice Ernould Kumba, de 27 años, originario de la República del Congo.
En este primer domingo de Cuaresma, una multitud compacta se agolpa en la nave central. Se ven algunos rostros blancos, de turistas o "expatriados", como el padre Daniel llama a los europeos que vinieron a trabajar o a disfrutar de su jubilación bajo el sol de Marruecos.
Todos los demás vienen de diferentes países africanos para estudiar, ganarse la vida o tratar de llegar al continente europeo.
"Traen un nuevo aliento, nunca he visto una iglesia tan joven, con un promedio de edad de entre 30 y 35 años", se entusiasma el padre Daniel, párroco de la catedral de Rabat.
Marruecos cuenta con entre 30.000 y 35.000 católicos, aproximadamente 10 veces menos que en el momento de su independencia, en 1956. Durante la colonización española y francesa había unas 200 iglesias católicas en el país, aunque ahora apenas restan 44.
Esas iglesias fueron rescatadas del abandono por subsaharianos que llegaron en dos grandes oleadas: los estudiantes de los años 1990, atraídos por el sistema de becas universitarias, y los inmigrantes de la última década, que mantienen vivo el sueño de llegar a Europa.
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   - "Iglesia viva" -.
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"Julienne, Costa de Marfil. Jason, Guinea Bisáu. Bienvenue, Benín. Yvette, Gabón, Jean-Pierre, Guinea..." Los 42 futuros bautizados que al ser llamados avanzan por la nave central son todos subsaharianos.
"Ustedes vienen de todos los pueblos y de todos los países", dice monseñor Romero, el obispo de Rabat, con un fuerte acento español. Los integrantes del coro usan vistosas togas negras y blancas mientras cantan con fuerte ritmo africano antes de la lectura de un texto en portugués y de un Padre Nuestro en árabe.
"Es un placer ver una iglesia tan viva y tan llena", dice Florence, una parisina católica de 37 años, quien está de visita en Rabat.
Mientras tanto, Lizzie, de 20 años, se prepara con fervor para su bautismo. Esta estudiante marfileña "no era muy creyente" cuando vivía en Abiyán, pero "todo cambió" desde que llegó a Marruecos a estudiar derecho. "Las cosas aquí no son fáciles pero la fe es una gran ayuda", cuenta.
Una lectura menciona la "miseria, el dolor y la opresión" de los pueblos nómadas expulsados de Egipto. Los fieles escuchan con atención, ya que muchos viven las dificultades diarias del exilio y frecuentan la iglesia para "crear una hermandad", como comenta el también marfileño Jean-Baptiste.
"Algunos musulmanes piensan que no tenemos el mismo Dios y que terminaremos en el Infierno. Pero la visita del papa será una oportunidad para reunir las comunidades y religiones", dijo Cyrvine, de 24 años, un congoleño que canta en el coro y espera "con impaciencia" la llegada de Francisco.
"La presión está aumentando", dijo Ernould Kumba, responsable de los ensayos del coro.