La Cámara de los Comunes votó por quitarle el control de la ruptura con la Unión Europea, que no renuncia. María Laura Avignolo
Una semana crítica y dramática en la historia de Gran Bretaña. El Parlamento ganó por 329 contra 302 votos el control del Brexit, en la medianoche del lunes, en una votación para habilitar “votos indicativos” para conseguir otro camino para salir del inédito caos. Al menos tres ministros del gabinete de la primera ministra Theresa May renunciaron para votar contra el gobierno y apoyar la enmienda del ex ministro conservador Oliver Letwin.
Pero la rebelión parece más amplia contra May, con su propios ministros acusándola de hacer del Brexit “una ruleta”. Al menos 12 diputados conservadores también votaron contra su gobierno y desencadenaron una crisis paralela al Brexit. La enmienda propuso “tomar control del calendario del Parlamento para debatir y votar vías alternativas para avanzar” en el Brexit. El debate comenzaría este miércoles y podría habilitar la posibilidad de un Brexit blando, un segundo referéndum y hasta una revocación del artículo 50, que cancelaría el Brexit.
Mirá tambiénLa moción fue la segunda de una serie de enmiendas votadas ayer. Fue después de que May reconociera ante los diputados que no consigue los votos aún para que su plan del divorcio con la Unión Europea pase por tercera vez en la Cámara de los Comunes, donde ya ha sido derrotado dos veces.
Pero no acepta irse ni ofrece su renuncia. Aunque diputados de su propio partido, laboristas y hasta la tapa del tabloide The Sun se lo pidan y seguirá intentando conseguir los votos a lo largo de esta semana. El DUP, que reúne a los unionistas democráticos protestantes del Ulster y sus aliados, rechazaron entregarle los votos y están furiosos con ella.
“Yo tengo que concluir que como las cosas están, no hay suficiente apoyo en la casa para apoyar el acuerdo por un tercer voto significativo”, dijo May a los diputados, cuando les informaba sobre las negociaciones con la UE en Bruselas.
En un nuevo debate parlamentario, cuando la Unión Europea alerta sobre la salida de Gran Bretaña con el caótico escenario de un “No Acuerdo”, May pidió a los diputados no condenar al reino a “un Brexit lento”. Pero May, en un cambio de tono, dijo que lo peor seria una salida sin acuerdo. “Salvo que esta Casa acuerde con él, el No Acuerdo no sucederá”, dijo May por primera vez. Esta votación nocturna debilita aún más a May, que pasa a ser como una empleada de la Cámara de los Comunes. Ella debe actuar o irse. Ha perdido el control de la negociación del Brexit, de la Cámara de los Comunes, de su propio gabinete. La crisis podría terminar con una elección general anticipada.
El 12 de abril el reino debe decidir incondicionalmente si se va o se queda en la UE. Si se queda, deberá participar en las elecciones europeas. Solo tienen en realidad hasta el próximo viernes para decidirlo.
Los legisladores votaron cómo tomar el control de la agenda parlamentaria y llevar adelante a lo largo de “votos indicativos” opciones del Brexit, que incluyen la unión aduanera, el mercado único y un segundo referéndum. Estos votos podrían modificar el Brexit. Es decir, el fin de las “líneas rojas” impuestas por la primera ministra en la negociación con la UE. Pero el temor de los diputados es que la obcecada May no quiera escuchar las decisiones de los diputados en un gobierno parlamentario e ignorar sus votaciones.
También las recomendaciones de los Brexitiers, que ofrecieron apoyar el acuerdo, a cambio de que ella anunciara su fecha de salida del gobierno. No es confiable May para los diputados. La preocupación de Sir Keir Starmer, laborista y secretario del Brexit en las sombras, es que si la Cámara de los Comunes propone una nueva solución y obtiene una mayoría, el gobierno la aceptará y no queda tiempo.