El Parlamento británico rechazó por segunda vez el acuerdo del Brexit de Theresa May, en una histórica votación que frustró quizás el último intento de la primera ministra de garantizar una salida ordenada de la Unión Europea (UE), y agravó el caos político y la incertidumbre económica en el Reino Unido a sólo 17 días de que abandone el bloque.
El no del Parlamento al acuerdo arroja al Reino Unido a lo desconocido, al disparar el peligro de que la nación insular tenga que cortar 46 años de vínculos con su mayor socio comercial sin un pacto que evite la imposición de aranceles y controles fronterizos, algo que dificultará el libre tránsito de personas y bienes y encarecerá la vida de los británicos.
Entre los que votaron en contra hubo 75 legisladores del Partido Conservador de la propia May, informó la cadena BBC. La derrota por 150 votos fue menos holgada que la de enero, cuando 230 diputados se pronunciaron contra el texto -antes de que la premier arrancara algunos cambios a la UE-, pero no por mucho.
Desde Bruselas, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, expresó su "decepción" con la incapacidad de la conservadora May de convencer al Parlamento de su país y advirtió que el nuevo rechazo del Parlamento británico "incrementa significativamente la probabilidad de un Brexit sin acuerdo".
El líder del Partido Laborista, el mayor de la oposición, Jeremy Corbyn, pidió la renuncia de May, al decir que, tras su segunda derrota en el Parlamento por el Brexit, "es tiempo de elecciones generales".
Antes de la votación -con voz ronca luego de días de frenéticas gestiones diplomáticas de último momento, con viajes a Europa continental incluidos-, May imploró a los legisladores que respaldaran el pacto, diciendo que "el Brexit podría estar perdido" si votaban en contra y que una partida sin acuerdo causará un "importante impacto económico".
Sin embargo, legisladores pro-Brexit cuyo apoyo necesitaba May le dieron la espalda.
Los primeros en manifestar su descontento fueron los conservadores pro-Brexit de línea más dura, y luego se sumaron los 10 diputados del Partido Democrático Unionista (DUP), una agrupación norirlandesa que ha votado junto al gobierno en minoría de May.
Ambos grupos dijeron de una serie de concesiones de la UE que la premier anunció ayer luego de una reunión de último minuto en Francia con autoridades del bloque, no eran los cambios legalmente vinculantes que ellos exigen para evitar que el Reino Unido quede atado al bloque por tiempo indefinido.
May esperaba que su anuncio ayudara a sumar respaldos.
Sus esperanzas se hicieron añicos cuando el fiscal general británico, Geoffrey Cox, dijo que los cambios anunciados por May "reducen el riesgo" de que el Reino Unido quede atrapado en las regulaciones de la UE pero no lo eliminan.
Su análisis legal de dos páginas agregó que si el Reino Unido y la UE no logran un acuerdo de libre comercio en el periodo de transición de casi dos años que contemplaba el pacto de separación, Londres "no tendrá medios internacionales legales para salirse de los arreglos del protocolo, salvo con un acuerdo" con la UE.
La jefa de gobierno, tal como había prometido, dijo tras su derrota que mañana el Parlamento votará sobre si el Reino Unido abandona la UE el 29 de marzo sin un acuerdo con el bloque, y dio libertad de acción a los miembros de su partido.
Si esto también es rechazado, confirmó que el jueves habrá otra votación sobre si se retrasa el Brexit, algo que debe ser ratificado por los 27 países restantes de la UE.