En medio del Brexit, Theresa May teme que Escocia se independice, ya que siempre quiso ser parte de la Unión Europea
Jeremy Hunt, el ministro británico de Asuntos Exteriores, afirmó este jueves que la premier británica Theresa May rechazará el pedido de un segundo referéndum de independencia en Escocia si lo planteara el gobierno del Partido Nacionalista Escocés (SNP), que preside Nicola Sturgeon.
En el referéndum anterior, en 2014, triunfó en Escocia el voto a favor de seguir siendo parte del Reino Unido. Pero ahora, cuando el Reino Unido podría irse de la Unión Europea dando un portazo y sin acuerdos a futuro, el gobierno de May teme por los resultados de una segunda consulta. Es que ahora podría triunfar la idea de independizarse, porque históricamente Escocia siempre quiso ser parte de la Unión Europea.
Aquel primer referéndum en Escocia ocurrió en septiembre de 2014. Fue mucho antes de la consulta por el Brexit, realizada en junio de 2016 por el gobierno conservador británico del premier David Cameron. En 2014, los escoceses votaron a favor de seguir en el Reino Unido, con 2.001.926 personas (el 55,3%) a favor, mientras 1.617.989 personas (el restante 44,7%) votó en contra.
Luego llegaría el referéndum del Brexit, donde a nivel nacional (en todo el Reino Unido) triunfó por el 52% la idea de irse de la Unión Europea. En ese referendum, Gales e Inglaterra votaron a favor del Brexit, mientras Irlanda del Norte y Escocia votaron a favor de continuar en la Unión Europea. Concretamente, en Escocia el 62% del voto fue a favor de seguir en Europa.
Independiente. La premier de Escocia, Nicola Sturgeon, dice que revelará sus planes para un nuevo referendum cuando se aclare la cuestión del Brexit en el Reino Unido. (AFP)
Desde entonces, en Escocia viene debatiéndose la posibilidad de un segundo referéndum. Y también, si es o no posible que Escocia mantenga sus lazos con la Unión Europea, más allá de que el Reino Unido confirme ahora su salida de la UE.
Durante una visita a la Universidad de Glasgow, Jeremy Hunt destacó que el gobierno de Theresa May no concederá al Parlamento de Escocia los poderes legales necesarios para impulsar un segundo referéndum. “La respuesta es no, pensamos que un referéndum de independencia es muy divisivo, mientras hay aquí preocupaciones locales por el sistema educativo y el servicio nacional de salud”, dijo Hunt.
Sus palabras apuntaban hacia Keith Brown, vicepresidente del SNP, quien desató una polémica cuando habló en la ciudad escocesa de Aberdeen. “Si queremos tener un referéndum, decidimos que vamos a tenerlo”, dijo Brown.
Aunque luego Brown se echó atrás diciendo que lo habían interpretado mal, opositores políticos del Partido Conservador escocés lo acusaron de impulsar un referéndum ilegal, que no tendría el permiso de Londres. El fantasma que agitan los opositores es lo que ocurrió en Cataluña.
Por eso, la premier escocesa Nicola Sturgeon salió a aclarar que no habrá un referéndum ilegal. “Mi opinión siempre fue clara, la base legal para cualquier referéndum futuro debe ser la misma que en 2014”, dijo Sturgeon. Aquella vez, el gobierno británico y el escocés pactaron una transferencia del poder basada en la Sección 30 de la Ley de Escocia de 1998, que permite al Parlamento escocés legislar en todo lo relacionado con la convocatoria de un referéndum.
En marzo de 2017 la premier Sturgeon consiguió el apoyo del Parlamento escocés y pidió al gobierno de May que apruebe “la orden de la Sección 30”. Hasta ahora, May no contestó nada. Ante esa situación, Sturgeon aclaró que revelará sus planes para el futuro “en las próximas semanas”, cuando se aclare la cuestión del Brexit a nivel nacional. Y agregó que los conservadores de Escocia impulsan la polémica actual porque “están asustados y no son democráticos”.
Fuente: agencias EFE, AP