La muerte de Igor Kirillov se produjo un día después de que los fiscales ucranianos acusaran al general en ausencia de utilizar armas químicas prohibidas en la guerra contra Ucrania.
La muerte de Igor Kirillov, general ruso acusado de crímenes de guerra, ocurrió un día después de que los fiscales ucranianos lo acusaran de usar armas químicas prohibidas en la guerra contra Ucrania. Según fuentes cercanas a la investigación, los servicios de seguridad de Ucrania estarían detrás de su asesinato. Un informante afirmó que Kirillov era considerado un "criminal de guerra" y un "objetivo legítimo", ya que había dado órdenes de utilizar sustancias químicas contra el ejército ucraniano. Además, se advirtió que todos los responsables de la muerte de ucranianos enfrentarían una retribución inevitable.
El Comité de Investigación de Rusia inició una pesquisa sobre la muerte de Kirillov, con la participación de forenses e investigadores. Los primeros reportes señalan que la explosión que acabó con su vida y la de otra persona fue detonada a distancia y tuvo una potencia de aproximadamente 300 gramos de TNT. Los videos publicados en canales rusos de Telegram muestran a los servicios de emergencia en el lugar del incidente, con un edificio dañado y cuerpos tendidos en la nieve.
Kirillov había sido acusado por el Servicio de Seguridad de Ucrania de usar municiones químicas rusas en más de 4.800 casos desde el inicio del conflicto, particularmente granadas con agentes irritantes como el CS y el CN, conocidos como gas lacrimógeno. El uso de estos agentes en conflictos armados está prohibido bajo la Convención sobre Armas Químicas de la ONU. Además, el gobierno británico había sancionado a Kirillov por su implicación en el uso de estas armas y por su papel como portavoz de la desinformación del Kremlin.