Muchas personas en Turquía y Siria pasaron una tercera noche durmiendo a la intemperie o en coches a temperaturas invernales bajo cero.
La cifra de muertos por los terremotos que sacudieron Turquía y Siria superó los 17.000 en las últimas horas.
Las esperanzas de encontrar con vida a muchas personas se desvanece 72 horas después de la catástrofe y reina la frustración por la lentitud en el reparto de la ayuda.
Un responsable turco dijo que la catástrofe planteaba "dificultades muy serias" para la celebración de unas elecciones previstas para el 14 de mayo, en las que se espera que el presidente Tayyip Erdogan se enfrente al desafío más duro de sus dos décadas en el poder.
Sobre el terreno, muchas personas en Turquía y Siria pasaron una tercera noche durmiendo a la intemperie o en coches a temperaturas invernales bajo cero, al haber quedado sus casas destruidas o tan afectadas por los sismos que tenían demasiado miedo para volver a entrar.
El sismo, que se produjo en plena noche y fue seguido de potentes réplicas, va camino de ser el más mortífero en Turquía desde 1999, cuando un temblor de fuerza similar causó más de 17.000 muertos.
En Turquía, a última hora del miércoles aparecieron imágenes del rescate de algunos sobrevivientes más, entre ellos Abdulalim Muaini, que fue sacado de su casa derrumbada en Hatay (Turquía), donde permanecía desde el lunes junto a su esposa fallecida.
El número de muertos en Turquía ascendía a 12.873 en la mañana del jueves. En Siria, ya devastada por casi 12 años de guerra civil, fallecieron más de 3.000 personas.