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La anosmia, una secuela del COVID-19 que llega a durar por meses en varias personas

Alrededor de nueve meses han pasado varias personas alrededor del mundo han señalado que mantienen secuelas del COVID-19. Una de estas es la pérdida del olfato conocida como anosmia, sin embargo, esta también puede estar acompañada de la pérdida del gusto.The New York Times recoge el testimonio de Katherine Hansen, quien se dedica al sector inmobiliario desde marzo perdió el sentido del olfato y l

Martes, 5 de Enero de 2021

Alrededor de nueve meses han pasado varias personas alrededor del mundo han señalado que mantienen secuelas del COVID-19. Una de estas es la pérdida del olfato conocida como anosmia, sin embargo, esta también puede estar acompañada de la pérdida del gusto.

The New York Times recoge el testimonio de Katherine Hansen, quien se dedica al sector inmobiliario desde marzo perdió el sentido del olfato y luego el gusto y aún no puede probar la comida.

Justamente la anosmia es uno de los síntomas que se ha detectado como de los primeros para la detección del COVID-19, pero se suele recuperar una vez superado el cuadro aunque en otros pacientes esto se puede extender por varias semanas. La pérdida de ambos sentidos se da de manera abrupta.

En un estudio, publicado en el Journal of Investigation Allergology and Clinical Immunology, se evaluaron los datos de 846 pacientes y 143 controles de15 hospitales españoles, y se observó que la disfunción del olfato y gusto fue dos veces más común entre pacientes con coronavirus en comparación con los controles.

Varios pacientes se han desesperado debido a que aún no recuperan el olfato y gusto y aún no se ha determinado si existe la posibilidad de que lo pierdan permanentemente.

En un estudio realizado en Reino Unido, reseña el portal, se analizó a un grupo de apoyo en Facebook con 9.000 pacientes de COVID-19 que indicaron que habían perdido el placer de comer y de socializar lo que evidenció que la pérdida del sentido puede afectar las relaciones sociales.

También especialistas advierten que las personas que no pueden recuperar el apetito desencadenarían déficits nutricionales así como pérdidas de peso. Así como perderían un sistema de alarma del entorno debido a que a través de la nariz se pueden captar situaciones de emergencias como incendios, fugas de gas, entre otros.

Hay casos donde también se alteran los olores y se "perciben" unos que no se presentan en la situación. (I)