Sundar Pichai, Mark Zuckerberg y Jack Dorsey defendieron su imparcialidad política ante el riesgo de perder su inmunidad legal
En mayo de este año, Donald Trump presentó un plan para acabar con lo que ve como políticas de censura ideologizadas por parte de las grandes redes sociales. Dicho plan buscaba situar a éstas ante un dilema: o dejar de "censurar" o exponerse a miles de demandas al ver retirada la protección conferida por la Sección 230 de la Communications Decency Act.
Para eso,, el Congreso estadounidense convocó este jueves a declarar ante uno de sus comités a los CEOs de las tres grandes plataformas online estadounidenses: Mark Zuckerberg de Facebook, Jack Dorsey de Twitter y Sundar Pichai de Google.
En sus declaraciones iniciales, los tres magnates de Silicon Valley se mostraron en contra de la pérdida de la protección conferida por la Sección 230. Pichai instó a los legisladores a "reflexionar cuidadosamente sobre cualquier cambio relativo [a la misma] y a ser muy conscientes de las consecuencias que esos cambios podrían tener en las empresas y los consumidores".
Para Zuckerberg, dicha normativa, "hizo posible la construcción de todos los principales servicios de Internet", pero por su parte también reconoció: "El debate sobre la sección 230 muestra que hay gente de todas las sensibilidades políticas insatisfecha con el statu quo. […] Quieren saber que cuando las plataformas eliminan contenido lo hacen de forma justa y transparente".
Dorsey, el más polémico de los tres, directamente ha afirmado que los planes de Trump podrían "hacer colapsar la forma en que nos comunicamos en Internet, dejando sólo un pequeño número de empresas tecnológicas gigantes y bien financiadas". Irónico, dado que no parecía estar refiriéndose a Google, Facebook y Twitter.
Tras eso, la mayor parte de intervenciones polémicas del comité han sido protagonizadas por senadores republicanos que acusaron a Twitter de aplicar un doble rasero a los tuis de Trump y sus seguidores, a causa del posicionamiento político de Dorsey y su compañía ("nuestro sesgo es más bien de izquierdas").
El senador Ted Cruz (republicano) lanzó una dura reprimenda contra Dorsey: "¿Quién diablos te ha votado y te ha puesto a cargo de decidir lo que los medios de comunicación pueden informar y lo que el pueblo estadounidense puede oír?".
El CEO de Twitter respondió con un lacónico "Nos damos cuenta de que necesitamos ganarnos más confianza. Nos damos cuenta de que se necesita más rendición de cuentas".
A continuación, negó que su red social tenga la capacidad de influir sobre unas elecciones, dato que el senador Cruz calificó de "absurdo", para posteriormente afirmar que Twitter, como Facebook y Google, representan la "mayor amenaza" tanto para "la libertad de expresión en Estados Unidos" como para la realización de "unas elecciones libres y justas".
Rick Scott (republicano) recopiló una larga lista de tuits de dictadores de Irán, China y Venezuela tras los que acusó a Twitter de permitir a peligrosos dictadores expresar sin problemas sus opiniones al tiempo que atacaban duramente a los conservadores estadounidenses.
Su colega Cory Gardner mantuvo la línea del interrogatorio, pidiendo a Dorsey que explicara la razón por la que Twitter censura los tuits de Donald Trump pero no trata del mismo modo los del ayatolá Alí Jamenei, incluyendo aquellos en los que éste niega el Holocausto.
Dorsey se defendió diciendo que Twitter había eliminado o marcado como engañosos tuits tanto de Jamenei como de otros líderes mundiales, aunque no fue capaz de poner ningún ejemplo.
Sin embargo, con respecto a la temática concreta de la negación del Holocausto, afirmó que si bien es información engañosa, no es el tipo de información engañosa prohibida por Twitter: "Tenemos políticas contra la desinformación relativa a tres categorías, que son la manipulación de noticias; [temas de] salud pública, específicamente COVID; e integridad cívica, interferencia electoral y supresión de votantes. […] No tenemos una política relativa a ninguna otra clase de información engañosa de las que usted mencionó".
Otro republicano, Roger Wicker, también reiteró el ejemplo el ayatolá Jamenei, mencionando tuits en los que este afirmaba no tener problemas en reconocer que respaldarán cualquier ataque contra Israel.
Ante la pregunta de por qué Twitter consideraba más grave los tuits de Trump que esto, Dorsey argumentó que "las amenazas militares no violan nuestras políticas […] el discurso contra los ciudadanos del propio país [del mandatario] puede causar un daño más inmediato".Pero no fue el único ejemplo traído a colación por Wicker: "¿Cómo es posible que una afirmación de los comunistas chinos de que el ejército de EE. UU. tenía la culpa de la pandemia de COVID se mantuviera durante dos meses sin ser sometido una verificación de datos mientras tuit del presidente sobre la seguridad del voto por correo se etiquetó instantáneamente como manipulador?".
"Vimos la confusión que podría generar y la etiquetamos en consecuencia. […] El objetivo de nuestro etiquetado es proporcionar más contexto, para que puedan tomar decisiones por sí mismos", se limitó a contestar el CEO de Twitter.