Pramila Jayapal dijo que mujeres migrantes irregulares fueron sometidas a procedimientos ginecológicos innecesarios, a menudo sin consentimiento, con la intención de esterilización.
Al menos 17 mujeres fueron sometidas a cirugías innecesarias -incluyendo histerectomías- en un centro de detención de inmigrantes en Georgia, denunció este miércoles (16.09.2020) una congresista estadounidense, que -junto a 173 parlamentarios- pidió una investigación oficial sobre estos casos.
La representante federal por el estado de Washington Pramila Jayapal dijo que recibió la información de tres abogados que representaban a mujeres que fueron recluidas en el Centro de Detención del condado de Irwin, en el estado de Georgia, y sometidas a "procedimientos invasivos y forzados por un ginecólogo" relacionado con esa prisión.
"Puede haber al menos 17 mujeres que fueron sometidas a procedimientos innecesarios de un solo médico, a menudo sin el consentimiento o conocimiento apropiado, y con la clara intención de esterilización. Es posible que haya casos similares para personas que ya fueron deportadas", aseguró Jayapal.
"Estas historias contienen muchas consistencias y plantean serias dudas no solo sobre este médico en particular, sino sobre todo el sistema de detención, en gran parte con fines de lucro, que es cómplice de los abusos y ha descuidado durante mucho tiempo la salud, el bienestar y los derechos humanos de los inmigrantes”, tuiteó la congresista.
La denuncia de la congresista surge luego de que varias organizaciones defensoras de los derechos civiles presentaran el lunes una queja ante la oficina del inspector general del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) basada en el testimonio de Dawn Wooten, una enfermera que trabajó en esa prisión para migrantes irregulares. La enfermera denunció una serie de "prácticas peligrosas" que ocurren en Irwin, entre ellas la extirpación del útero de varias mujeres.
"Desde que se conoció la historia inicial, tengo entendido que hay al menos cinco abogados independientes que representan a mujeres que se han encontrado a sí mismas como parte de este patrón horrible, sometidas a esterilizaciones forzadas innecesarias o procedimientos médicos durante los últimos años", afirmó la congresista. Jayapal y sus colegas Jerrold Nadler, Judy Chu y Zoe Lofgen encabezaron una petición de 173 congresistas en la que urgen a DHS a abrir una investigación inmediata sobre las denuncias.
"Estamos horrorizados al ver informes de histerectomías masivas realizadas a mujeres detenidas en las instalaciones sin su consentimiento (...) Todos, independientemente de su estatus migratorio, su idioma o su encarcelamiento, merecen controlar sus propias opciones reproductivas y tomar decisiones informadas sobre sus cuerpos", dijeron los legisladores. "Solicitamos que su oficina abra inmediatamente una investigación para examinar a fondo las acusaciones planteadas", agregaron los representantes, que también instaron al Congreso a investigar las denuncias.
Por su parte, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) anunció que abrirá una pesquisa independiente sobre las denuncias de histerectomías a mujeres presas en el Centro de Detención de Irwin. Sin embargo, la agencia "disputa con vehemencia la implicación de que los detenidos sean utilizados para procedimientos médicos experimentales", dijo Ada Rivera, directora médica del Cuerpo de Servicios de Salud de ICE, en una declaración enviada a la prensa internacional.
Para la ginecóloga Jennifer Conti -profesora de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford- denuncias de intervenciones quirúrgicas como estas deben ser tomadas en serio e investigadas a fondo: "como doctora, como ginecóloga, que he practicado histerectomías como parte de mi práctica, sería completamente antiético hacer estas cirugías sin el consentimiento de los pacientes. Esto sería una violación a sus derechos humanos”.
ama (efe, ap, reuters, msnbc, The Guardian, The Hill, The Wall Street Journal)
Los autobuses llegan a lo largo del día a la estación de McAllen, Texas, con inmigrantes liberados de los centros de detención de la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE) a los que se les permitió permanecer en EE. UU. mientras se procesan sus casos. Entre octubre de 2018 y marzo de 2019, unos 268.000 inmigrantes fueron detenidos en la frontera, según las autoridades fronterizas estadounidenses.
Una vez fuera del autobús de Seguridad Nacional, los inmigrantes esperan que un agente los entregue a un voluntario de las Caridades Católicas del Valle del Río Grande (CCRGV). Debido al gran número de familias que cruzan la frontera y la magnitud de la crisis humanitaria que agobia al gobierno de EE. UU., organizaciones civiles ayudan a los inmigrantes en la frontera entre Texas y México.
En el Centro de Ayuda Humanitaria de CCRGV, las personas pueden comer y bañarse antes de viajar con los que los recibirán mientras esperan las audiencias de la corte de inmigración. Hasta 800 inmigrantes llegan al centro cada día. "Ninguna de las partes políticas de EE. UU. parece tener una respuesta", dice Brianna Trifiletti, una ayudante. "La solución tiene que venir de América Central".
Los inmigrantes son devueltos a la estación una vez que obtienen un boleto de autobús. Aquí, la voluntaria Melanie Domínguez usa un mapa del país para indicar a los inmigrantes, muchos de los cuales solo hablan un idioma indígena, donde necesitan cambiar de autobús. "Es ocupado pero también es gratificante, ya que fui inmigrante una vez", dice. "Siento que es mi lugar estar aquí".
Al este de McAllen hay un larguísimo muro construido en la década de 2000. En ese entonces, el número de inmigrantes detenidos en la frontera, en su mayoría hombres solteros, eran 81.550 por mes en promedio. Ahora son 32.012 por mes y el dilema es diferente, ya que los que vienen son en su mayoría familias inmigrantes con niños pequeños, que son más difíciles de detener y procesar.
"Cada semana escucho sobre otro ahogado" en el río Bravo, dice Jennifer Harbury, quien trabaja con personas que huyen de la violencia en Centroamérica. "Una madre le pagó a contrabandistas para que la llevaran a ella y sus tres hijos en una balsa. Su hija de dos años cayó al agua luego de una turbulencia. "No nos detenemos en medio del río", dijo el hombre de la balsa mientras el niño se hundía".
En el lado mexicano del puente International Gateway, que une a las ciudades de Matamoros y Brownsville, los inmigrantes revisan listas que indican el orden en el que las personas podrán cruzar y acercarse al lado estadounidense. Esta es una de las muchas políticas nuevas introducidas por la Administración Trump que muchos argumentan contravienen las leyes de asilo internacionales y de EE. UU.
En otro puente, una madre e hija nicaragüenses esperan poder solicitar asilo. Uno de los debates es que si los que vienen deben obtener asilo, que es para los que huyen de la persecución y no de las dificultades económicas. "Tenía un trabajo como ingeniero civil, pero igual vine", dice Erving (27), de Nicaragua. "Estamos huyendo de la violencia, no se trata de encontrar trabajo".
De vuelta en la estación de autobuses de McAllen, Valeria, de 9 años y de Honduras, espera el autobús que la llevará a ella y a su familia al norte. Los inmigrantes tienden a estar de buen humor una vez que han descansado y han sido alimentados en el centro de CCRGV. "Pero todavía hay miedo", dice una mujer hondureña. "No sé si después de mi audiencia en la corte podré quedarme o me deportarán".
Autor: James Jeffrey