Dos ministros británicos, entre ellos el encargado del Brexit, renunciaron hoy en rechazo al principio de acuerdo alcanzado entre Londres y la Unión Europea (UE) para la salida del Reino Unido del bloque, en un enorme revés para la primera ministra Theresa May y para su capacidad de hacer aprobar el entendimiento en el Parlamento.
"La opción es clara", dijo May, quien señaló que su responsabilidad es tomar "las decisiones correctas, no las fáciles".
"Podemos optar por salir de la UE sin un acuerdo. Podemos correr el riesgo de que no haya Brexit en absoluto. O podemos elegir unirnos y apoyar el mejor acuerdo que puede negociarse, este acuerdo", declaró con firmeza y descartó que vaya a ser destituida.
"¿Voy a seguir hasta el final de esto? Sí", aseguró la primera ministra en una conferencia de prensa que dio a la tarde para contrarrestar el clima de rumores y tensión política que domina Londres.
Sin embargo, las dimisiones, que llegaron menos de un día después de que el gabinete apoyara de manera "colectiva" el borrador del acuerdo, debilitaron al máximo a May y envalentonaron a sus rivales conservadores pro-Brexit.
El diputado conservador Jacob Rees-Mogg, cabecilla del ala más euroescéptica del partido, solicitó una moción de censura contra May, es decir a una votación para decidir si sigue en el cargo, algo que podría disparar más exigencias de dimisión.
Según las reglas del Partido Conservador, se necesita que el 15% de los legisladores de la agrupación -actualmente 48 diputados- escriban una carta al presidente del grupo parlamentario de la agrupación, Graham Brady.
Rees-Mogg dijo en su carta que el acuerdo del Brexit era "peor que lo anticipado" y que May había perdido la confianza de sus legisladores.
Durante la sesión, May tuvo que descartar su renuncia ante una pregunta de un diputado de la oposición laborista, a la que respondió con un seco "no".
A su turno, el legislador conservador Andrew Bridgen, exigió la dimisión de la jefa de gobierno, que no le contestó.
"No puedo reconciliar los términos del acuerdo propuesto con las promesas que hicimos al país" de que se respetaría el resultado del referéndum popular de 2016 en el que se aprobó el Brexit, escribió en su carta de renuncia el ministro para el Brexit, Dominic Raab.
Raab, que accedió al puesto tras la renuncia de David Davis en julio pasado, fue el responsable del último tramo de las negociaciones con la UE, y hasta ahora había apoyado el plan de May.
La ministra de Trabajo y Pensiones, Esther McVey, pegó el portazo poco después de Raab, quien en su carta de renuncia dijo que "no es bueno tratar de fingir que este acuerdo honra el resultado del referéndum cuando es obvio para todos que no lo hace".
Las partidas -varios secretarios de Estado también han dado un paso al costado- son una nueva señal de que muchos partidarios del Brexit no respaldarán a May en una votación en el Parlamento sobre el acuerdo.
De hecho, otro diputado conservador pro-Brexit, Mark Francois, afirmó que 84 parlamentarios de su partido votarán contra el acuerdo.
También, el líder laborista Jeremy Corbyn se pronunció en contra del acuerdo y dijo hoy que "este no es el trato que se prometió al país y el Parlamento no puede y creo que no aceptará una elección falsa entre este mal acuerdo y ningún acuerdo".
Los políticos euroescépticos dicen que el acuerdo, que contempla estrechos lazos comerciales entre el Reino Unido y el bloque, convertirá al país en un estado vasallo de la UE, a la que quedará atado por leyes y reglas sobre las que no tiene ni voz ni voto.
Antes de que sea votado por el Parlamento británico, el acuerdo debe ser aprobado por los líderes de los restantes 27 países de la UE.
Hoy, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, convocó a una cumbre europea para el 25 de noviembre para poder refrendar el acuerdo alcanzado el lunes pasado por funcionarios negociadores en Bruselas.
El Brexit ocurrirá el 29 de marzo de 2019.
Las renuncias repercutieron en la libra esterlina, que cayó más de un 1%, un descenso muy significativo para una moneda estable como la británica.