El asesinato de George Floyd originó protestas contra el racismo en los Estados Unidos, pero su familia buscó la paz para despedirlo en un homenaje público.
Floyd, de 46 años, "era un ser humano, tenía una familia, tenía sueños, tenía esperanzas", expresó el reverendo Al Sharpton, líder de los Derechos Civiles que presidió el evento, poco antes de comenzar la ceremonia en el templo de la North Central University.
"El verdadero sentido de este homenaje es destacar el valor de una vida humana que fue quitada, lo que explica todo el motivo el movimiento que está ocurriendo", agregó Sharpton.
Lo que "está ocurriendo" en Estados Unodos hace 10 días son multitudinarias manifestaciones, tanto pacíficas como con incidentes, en rechazo del asesinato de George Floyd, y del racismo estructural que generó las condiciones para que el policía Derek Chauvin pudiera tirarlo al suelo y sujetarlo nueve minutos con su rodilla en el cuello hasta asfixiarlo.
"Es hora de levantarnos en nombre de George y decir: "saca tu rodilla de nuestros cuellos"", sentenció Sharpton.
El presidente Donald Trump, quien llegó a estar en un bunker bajo la Casa Blanca por seguridad debido a las protestas en Washington DC, instó a los gobernadores a convocar a la Guardia Nacional (Gendarmería) para reprimir las manifestaciones y las acusaciones de racismo.
Pero dentro del templo de la North Central University el cuerpo de Floyd fue presentado en un ataúd dorado flanqueado por flores blancas y púrpuras. Sobre el púlpito se proyectó una imagen de un mural pintado en la esquina de la calle donde la policía inmovilizó y mató a Floyd.
Debido a la pandemia de Covid-19 varios gobernadores de Estados Unidos, incluido Tim Waltz, de Minnesota, redujeron al 50% la capacidad de los templos religiosos. Por eso este jueves entraron 500 de las mil personas que podrían haber estado en la iglesia de la North Central University, y una multitud se reunió en la calle y acompañó la ceremonia de manera pacífica repitiendo la última frase de Floyd: "¡No puedo respirar!".