Dos masacres en penales diferentes, entre el viernes a la noche y el domingo, dejaron un saldo de 36 presos muertos.
Honduras, uno de los países más violentos del mundo. Sus cárceles son el reflejo de esa violencia desatada y sin freno, atravesada por el narcotráfico y las maras. Al menos 36 pandilleros murieron este fin de semana en enfrentamientos "orquestados" en las prisiones del país.
El domingo por la tarde, 18 miembros de pandillas murieron en un enfrentamiento entre internos de la cárcel de El Porvenir, 60 kilómetros al norte de Tegucigalpa.
La reyerta, que dejó también 10 heridos, fue con "armas de fuego y armas cortopunzantes", informó a los medios locales el portavoz de la Fuerza de Seguridad Interinstitucional Nacional (Fusina), subteniente José Coello.M
La noche del viernes, 18 presos murieron y 16 resultaron heridos en un tiroteo en el penal del caribeño puerto de Tela, a 200 kilómetros al noroeste de la capital.
Estas dos matanzas se producen pocos después de que el presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, declarara el pasado 17 de diciembre "emergencia" en los 27 centros penales, que alojan a más de 21.000 reos, con el fin de dar el control de las cárceles a la Fuerza de Seguridad Interinstitucional Nacional (Fusina), encabezada por militares y policías.
La Fusina anunció el despliegue de cerca de 1.200 militares y policías en 18 de los 27 penales clasificados como de "alto riesgo".