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Esperan peritajes y estudios de ADN para confirmar si Sheila fue víctima de un ataque sexual

Los investigadores del crimen de Sheila Ayala, la niña de 10 años asesinada en la localidad bonaerense de San Miguel, aguardan los resultados de decenas de estudios de ADN y de laboratorio que están en proceso para intentar probar si la víctima sufrió un ataque sexual, como cree el fiscal del caso, informaron hoy fuentes judiciales.

Lunes, 22 de Octubre de 2018
El fiscal a cargo de la causa, Gustavo Carracedo, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 20 de Malvinas Argentinas, tiene caratulada la causa como “homicidio agravado por alevosía” en el caso de la tía Leonela Ayala (25), y la misma calificación pero con un segundo agravante de “femicidio” en el caso de Fabián Ezequiel González Rojas (24).

Pese a que la autopsia de Sheila no reveló un abuso, la hipótesis inicial sobre la que trabaja el fiscal Carracedo es que el móvil del homicidio fue un ataque sexual no consumado del que la niña se defendió.
El hecho de que los forenses no hayan detectado las lesiones típicas de un abuso en la región genital, no le hicieron descartar al fiscal esa hipótesis, más cuando el cadáver de la niña apareció desnudo dentro de una bolsa.
Los estudios histopatológicos de la autopsia -que se hacen sobre diversos tejidos y de manera microscópica-, podrían revelar en un futuro alguna lesión en la región paragenital que los médicos legistas no vieron a simple vista.


Carracedo espera los resultados de decenas de pericias que se están realizando en los laboratorios genéticos de la Policía Científica de San Martín.
Algunos de ellos son los hisopados en las zonas genitales, bucal, nasal y subungueales (bajo las uñas) realizados en la autopsia de la niña, en busca de semen u otro fluido que pertenezca a alguno de los imputados.
Las diez uñas de la niña fueron hisopadas para intentar encontrar allí rastros de piel o sangre de el o los autores del crimen, en el caso de que Sheila haya logrado defenderse y arañarlos, tal como creen los investigadores.
Es que González Rojas presenta en el pliegue interno del codo de uno de sus brazos, una excoriación lineal compatible con un arañazo.
“Si encontramos el perfil genético del tío, de la tía o de ambos debajo de esas uñas, serán pruebas contundentes”, dijo a Télam uno de los investigadores.
También se levantaron muestras para ADN de contacto en diversos elementos secuestrados en la vivienda de los tíos de la víctima que, para los investigadores, fue la escena primaria del crimen.
“Hay un colchón deteriorado con la gomaespuma a la vista encontrado en la casa de los imputados que tenía moscas, fluidos, bolsas de residuos y hasta una muñeca encima. El cuerpito pudo haber estado unas horas o días en ese lugar antes de ser arrojado al sitio del hallazgo", agregó la fuente consultada.
En caso de que por los peritajes el fiscal pueda probar un ataque sexual, volverá a convocar a indagatoria al matrimonio acusado para sumarle el delito de “abuso sexual” y el agravante del “homicidio críminis causa”, es decir, cuando se mata para ocultar otro delito y lograr la impunidad.
Ambos acusados fueron indagados el sábado por el fiscal Carracedo, y mientras González Rojas se negó a declarar, Leonela Ayala declaró en el sanatorio donde dio a luz a su cuarto hijo que no tenía ninguna relación ni sabía nada del homicidio.
Fuentes judiciales indicaron que Ayala le dijo al fiscal que el día del crimen, el domingo 14 de este mes, ella se fue de su casa con sus hijos durante ocho horas y que cuando volvió a las 20 no notó nada extraño y nunca vio el cuerpo de su sobrina.
La mujer no ratificó una supuesta confesión extrajudicial en la que le dijo a la policía que se habían emborrachado y drogado y no sabían qué había pasado con la nena.
La fiscalía trabajaba en evacuar citas con testigos y en el análisis de las comunicaciones de la imputada, para determinar si la versión que dio es cierta o si mintió.
Yanina Pereyra, la madre de la víctima, dijo hoy a la prensa en su primera aparición pública tras el hallazgo del cuerpo de su hija, que pide “Justicia por Sheila” y que espera que su cuñada y el marido no salgan “nunca más” de la cárcel y les den “la pena máxima”.
Sheila desapareció el 14 de este mes alrededor de las 12 cuando fue vista por última vez jugando con amigos en el predio del barrio Trujui de San Miguel donde vivía con su padre.
Tras cuatro días de búsqueda y acusaciones cruzadas entre los padres por quién podía tener responsabilidad en la desaparición, el jueves pasado la policía bonaerense halló el cadáver dentro de una bolsa, en un sector donde se arroja basura entre dos paredones.
El sitio es lindante a la construcción donde viven los imputados, en un segundo piso, desde cuyo balcón, a seis metros de altura, se cree que arrojaron a la víctima.
La autopsia confirmó que la causa de muerte fue un estrangulamiento a lazo con un elemento que dejó un surco de ahorcadura de tres centímetros de ancho, que podría ser compatible con una sábana infantil hallada en la bolsa del cadáver.
La niña también presentaba fracturas postmortem en algunas de sus costillas, que de acuerdo a las estimaciones, podrían haberse producido en la maniobra de descarte.