Paul McCartney emocionó anoche al público argentino con un recorrido por temas inoxidables de Los Beatles, otros de Wings y algunos de su último disco que hicieron bailar y cantar a una audiencia de todas las edades congregada en una noche cálida y estrellada en el Campo Argentino de Polo.
Paul McCartney emocionó anoche al público argentino con un recorrido por temas inoxidables de Los Beatles, otros de Wings y algunos de su último disco que hicieron bailar y cantar a una audiencia de todas las edades congregada en una noche cálida y estrellada en el Campo Argentino de Polo. Como parte de su gira Freshen Up Tour, McCartney comenzó el concierto casi con puntualidad inglesa luego de que Dj Chris recorriera la discografía del ex Beatle con una serie de coloridas imágenes y fotos proyectadas en las pantallas.
El concierto de unas tres horas bajo una luna casi llena comenzó con "A Hard Day"s Night", al igual que en Santiago de Chile, la anterior escala de una gira que ahora lo llevará a Brasil, Estados Unidos y Canadá.
"Qué buena onda. Hola Buenos Aires, estoy feliz de volver. Vamos a tocar canciones viejas, nuevas y algunas en el medio. Esta es una vieja", dijo el músico en una mezcla de castellano e inglés, antes de tocar "All My Loving" y llevar a unas 60.000 personas a bailar y cantar sin parar.
McCartney pasó del piano a la mandolina al ukelele a la guitarra al bajo para interpretar más de 30 temas, en un acertado equilibrio de clásicos como "Love Me Do", "Blackbird", "Lady Madonna", "Eleanor Rigby" y "Ob-La-Di, Ob-La-Da" y "Let it Be", y canciones de su último disco "Egypt Station" (2018).
"Vamos a pasarlo bien. Hay fiesta en Buenos Aires", dijo McCartney en un momento de la noche y se sumó a la ovación de "oh, oh, oh" del público, al que más tarde calificó "capo" y "groso", bromeando con su español.
Vestido de camisa blanca, jeans y chaqueta negros, el músico de 76 años interpretó impecablemente un tema tras otro sin ninguna señal de cansancio, conversando con un público de contemporáneos pero también de adolescentes, padres e hijos.
"Viví enamorada de Paul McCartney desde que tenía 14 años, le daba un beso antes de irme a dormir a un póster que tenía y todavía tengo guardado, así que me trae muchísimos recuerdos y poder vivirlo con mi hija me da una felicidad enorme", dijo a Claudia, de 62 años, quien estaba en silla de ruedas y viajó unos 460 kilómetros para verlo.
Momento emotivo
El momento más alto de la noche fue cuando interpretó el tema "Live and Let Die", iluminando el escenario con humo naranja que se elevó al cielo convertido en fuegos artificiales.
McCartney hizo cantar al público con la última canción de la noche "Hey Jude", primero hombres, luego mujeres, al final todos juntos para finalmente dejar el escenario. Pero la audiencia siguió cantando, así que el músico volvió y preguntó: "¿Quieren más?".
Para la despedida, McCartney subió al escenario ondeando la bandera argentina y desplegando nuevamente su magia al elegir una seguidilla efectiva de temas que comenzó con "Birthday" y "Sargent Peppers Lonely Heart Club Band" y terminó con "Helter Skelter", "Golden Slumbers" y "The End". (Reuters)