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Economía BCRA

Llegarían este año en cuotas u$s 30.000 millones del FMI y se elimina riesgo de default

Se espera que no haya problemas para que en marzo el organismo que dirige Christine Lagarde habilite el dinero comprometido para el primer desembolso del año.

Martes, 12 de Febrero de 2019
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“Un round de estudio”. Así definió ayer ante este diario, uno de los funcionarios que se encontró con los enviados del Fondo Monetario Internacional (FMI) a la Argentina y que ayer comenzaron la tercera revisión del acuerdo stand by negociado en junio del año pasado. La misma fuente aseguró que, al menos en la visión local, no habría mayores problemas para pasar el examen y que se espera que no haya problemas para que en marzo el organismo que dirige Christine Lagarde habilite el dinero comprometido para el primer desembolso del año. Ese dinero llegaría a los u$s11.000 millones, y completaría los u$s24.000 millones del segundo acuerdo con el organismo firmado en septiembre del año pasado. Este dinero se suma a los u$s15.000 millones del desembolso de junio pasado correspondientes al primer acuerdo.

Como además se espera que no haya problemas con la próxima revisión del FMI de mayo, el organismo liberaría los casi u$s18.000 millones restantes, para completar el préstamo global de u$s57.100 millones. En total, este año el organismo debería desembolsar unos u$s30.000 millones totales. Si se cumple el cronograma pactado, el dinero estaría liberado antes de octubre, con lo cual Mauricio Macri llegaría a las elecciones sin peligro de default en este ejercicio y gran parte de 2020. Incluso el dinero podría ser liberado desde Washington, sin la garantía que este año se consiga el tan promocionado “déficit cero” comprometido ante el FMI para las cuentas fiscales. Si no se lograra esta meta, la renegociación de un eventual waiver debería ser negociado en el último trimestre del año, con el cronograma de desembolsos ya terminado.

Con esto, el país estaría liberado de problemas de deuda durante todo 2019 y parte de 2020. Y recién para mediados del segundo semestre comenzaría el debate sobre cual sería el dinero necesario para no sufrir problemas de vencimientos el próximo año.

La misión que comenzó ayer estuvo encabezada por el italiano Roberto Cardarelli y representó además el debut del jamaiquino Trevor Alleyne como “embajador” del organismo en el país. Los primeros interlocutores de los visitantes fueron el secretario de Política Económica, Miguel Braun, y el vicepresidente del Banco Central de la República Argentina, Gustavo Cañonero, con quienes, según las fuentes, se trazó un plan de acción para los ocho días hábiles que durará la inspección de las cuentas públicas. Cardarelli y Alleyne expusieron cuáles son los requerimientos de datos que quieren revisar y la información que quieren llevarse hacia Washington para el análisis final antes de presentar el informe ante el board del organismo. Será este, en definitiva, el que apruebe o no la liberación de los fondos, decisión que sería tomada el 19 de marzo. No hubo sorpresa en Buenos Aires sobre los datos que los visitantes pidieron en la reunión desarrollada en el Banco Central. Cardarelli y Alleyne se concentraron en dos grandes capítulos: la marcha de las cuentas nacionales y el programa monetario. Desde el Gobierno descansan tranquilos en que, al menos para esta misión, los compromisos generales están o sobrecumplidos (déficit fiscal) o sin mayores alteraciones (programa monetario). Y que donde hay distorsiones importantes (evolución del PBI, inflación y recaudación impositiva); aún es pronto para discutir cuál será el resultado final del año y que tan importante será el desvío frente a lo que se comprometió en el acuerdo firmado en septiembre. Según la especulación oficial, las diferencias comenzarán a ser expuestas por las dos partes recién después de junio, con lo que no habría que esperar problemas en esta misión. Tampoco, se supone, en la que debería esperarse para mayo o junio. Más allá en el tiempo, y a la espera del último desembolso del acuerdo firmado con el FMI, se especula que la cercanía de las elecciones y el apoyo político que Christine Lagarde y de Donald Trump le vienen garantizando a Mauricio Macri; no habría problemas para completar todo el programa de u$s57.100 millones. A partir de allí, y de no reabrirse las negociaciones para un tercer acuerdo, el país no tendrá más dinero desde esta fuente pero deberá continuar cumpliendo el acuerdo firmado en septiembre pasado. Especialmente en lo referente a las dos grandes reformas estructurales comprometidas con el FMI, la previsional y la laboral, dos leyes que el organismo, luego de las elecciones p ondrá en la mesa de las exigencias hacia el Gobierno. Obviamente será un tema que deberá esperar a conocer quién será el sucesor de Macri. Si hay reelección, las negociaciones comenzarán de manera inmediata. Si el jefe de Estado electo es otro, la situación será más compleja. Una de las misiones de Cardarelli y su gente es comenzar a tomar contacto con los referentes económicos opositores para conocer, al menos en un primer acercamiento, cuál es su visión ante el stand by vigente.