Con un gol de Ángel Romero, de penal, el conjunto de Eduardo Berizzo se había puesto en ventaja, pero Nicolás González emparejó las acciones.
Argentina tuvo una dura prueba en La Bombonera frente a Paraguay. La jerarquía de los intérpretes del equipo conducido por Eduardo Berizzo y las dificultades que se presentaron en la previa con la cantidad de lesionados en el elenco albiceleste, hicieron que Lionel Scaloni improvise con una línea defensiva que tuvo como principal novedad a Nicolás González por el sector izquierdo.
El vértigo propuesto por Miguel Almirón y Ángel Romero llevó el pleito a la zona de Franco Armani. Además, las dudas inesperadas de Nicolás Otamendi en sus intentos de despejes y salidas desprolijas provocaron que el peligro tuviera acento guaraní.
El representativo nacional estuvo incómodo desde el comienzo. Pérdidas de pelotas innecesarias, falta de conexión en la gestación ofensiva y una actitud pasiva ante la presión del rival fueron algunos argumentos que llevaron a la Albirroja a dominar el cotejo.
Fue tan previsible el desarrollo del encuentro, que a los 20 minutos Lucas Martínez Quarta derribó a la figura con pasado en Lanús dentro del área y el árbitro, Raphael Claus, no dudó: ¡Penal! Desde los 12 pasos el delantero de San Lorenzo tocó hacia la izquierda del arquero de River y festejó el 1 a 0. La noche se presentaba muy oscura para los criollos.
Los problemas continuaron cuando Exequiel Palacios recibió un rodillazo involuntario de Romero. En una escena similar a la que protagonizaron Neymar y Zuñiga en el Mundial de Brasil en 2014, el ex volante del Millonario no pudo seguir con el compromiso y su lugar fue ocupado por Giovani Lo Celso.
Casi sin buscarlo (y sin merecerlo), Argentina llegó al empate unos instantes antes del descanso. A través de un tiro de esquina ejecutado por la estrella surgida de Rosario Central, Nicolás González se elevó en el cielo porteño y festejó el 1 a 1 para que los gritos de desahogo hicieran reaccionar a un equipo que comenzó a mejorar después de ese golpe anímico. Un remate de media distancia de Rodrigo De Paul confirmó la tendencia, pero la enorme reacción de Antony Silva evitó lo que hubiera sido el triunfo parcial e injusto para el dueño de casa.
En el complemento los intérpretes volvieron a la acción bajo un clima de tensión. El termómetro del Alberto J Armando marcaba cada vez más calor desde el momento en el que el roce se transformó en un recurso constante. Además, las polémicas que involucraron a Otamendi por una mano que reclamó todo Paraguay como penal y un golazo anulado a Lionel Messi por una infracción previa a la conquista del rosarino, hicieron que el VAR tenga un rol estelar en el espectáculo.
FUENTE: INFOBAE