El último domingo de enero se celebra el día de la lucha contra esta enfermedad. El objetivo es tomar conciencia y comprender que es curable.
La lepra es una enfermedad de 4000 años de antigüedad que se distribuye en varios países del mundo. Por año se diagnostican unos 210.000 nuevos casos de los cuales 15.000 corresponden a niños.
El 80% ocurre en Brasil, India e Indonesia. En América, además de Brasil, los países más afectados son México, Cuba, República Dominicana, Colombia, Venezuela y Paraguay. Desde la Organización Panamericana de Salud (OPS) informan que los casos disminuyeron en un 30% en los últimos 20 años.
Según el Ministerio de Salud de la Nación, entre los síntomas de la lepra se encuentran manchas en la piel. En esos lugares puede haber adormecimiento falta de sensibilidad al calor o al dolor. También puede haber hormigueos en pies y manos o pérdida de la sensibilidad en alguna parte del cuerpo. Cuando se tarda en el diagnóstico puede haber hemorragia nasal, heridas y deformaciones.
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El trastorno de sensibilidad, que puede ir desde un leve adormecimiento (hipoestesia) a una anestesia total, ocasiona en los casos más avanzados la producción de heridas que pueden infectarse, produciendo daños que provocan discapacidades y deformidades de por vida.
Según la estadística, el 90% de la población posee defensas naturales contra la lepra y, además, solo una parte de los enfermos no tratados son contagiantes. La lepra es de muy difícil contagio, sin embargo, en nuestro país aún se detectan entre 300 y 400 casos nuevos por año.