Las búsquedas basadas en IA son más exigentes a nivel informático, lo cual representa un mayor estrés climático. Conoce lo que las empresas hacen para reducir su huella ambiental.
Una búsqueda en Google o un correo electrónico tiene un impacto ecológico. Pero en el caso de una consulta en ChatGPT la repercusión es mayor. De acuerdo con datos de la Agencia Internacional de Energía (AEI), una búsqueda de Google basada en Inteligencia Artificial podría utilizar hasta 10 veces más de energía.
En la actualidad, el tráfico de datos representa un 55% del consumo energético anual de la tecnología digital a nivel global, una cifra que no parece detenerse, pues se han registrado tasas de crecimiento del 25% cada año. En términos de emisiones de dióxido de carbono hacia la atmósfera, estos sistemas lanzan aproximadamente 422 millones de toneladas al año, según cifras de granulate.io y con el auge de la IA la situación seguirá creciendo.
Al igual que con cualquier servicio de internet, las herramientas de IA generativa utilizan centros de datos para procesar la información con la que se entrenan y dan resultados. Sin embargo, con estas tecnologías es necesaria una mayor demanda de electricidad.
En el 2022, los centros de datos utilizados para la criptominería y la IA representaron alrededor del 2% de la demanda mundial de electricidad, con 460 TWh, según la AIE. No obstante, para el 2026, el consumo de estos centros de datos podría aumentar hasta 1,050 TWh, dependiendo del ritmo de desarrollo de esta tecnología.
Esta cantidad de energía, destaca la organización, sería similar a la demanda de electricidad que consume una nación como Suecia en un escenario modesto o Alemania en uno más extremo.
Cabe recordar que OpenAI estrenó ChatGPT a finales del 2022 y con ello inició una revolución en el campo de la IA generativa con más empresas entrando en este terreno, desde Google, pasando por startups como Anthropic y más recientemente Apple.
Tan sólo para generar una imagen se necesita tanta energía como para cargar por completo un teléfono inteligente, según un estudio realizado por la startup Hugging Face y la Universidad Carnegie Mellon.