El equipo usó simuladores en laboratorio para un nuevo documental y ahora creen que el fenómeno de las desapariciones puede explicarse por la formación de "olas rebeldes", erráticas y enormes, creadas por las tormentas que chocan en el mar.
Esta región en el Atlántico, de unos 700 mil kilómetros cuadrados, también conocida como el Triángulo del Diablo, tiene la terrible fama de haberse comido 1000 vidas humanas, 20 aviones y 50 barcos a lo largo de 100 años, dando lugar a todo tipo de conspiraciones y enigmas.
En el documental El enigma del Triángulo de las Bermudas, los científicos usaron simuladores para recrear estas olas monstruosas de más de 30 metros, en lo que ellos consideran es la explicación natural de las desapariciones en la región. Se trata de olas gigantes que sólo duran unos poco minutos. Fueron observadas por primera vez por satélites en 1997, frente a las costas del sur de África. El equipo construyó un modelo del barco USS Cyclops, un buque de abastecimiento militar de la Armada de Estados Unidos que integra la lista de barcos desaparecidos en el Triángulo de las Bermudas.
El USS Cyclops iba de Brasil a EE.UU. con 306 tripulantes. La última vez que se lo vio fue el 9 de marzo de 1918 cerca del Triángulo. Luego desapareció sin dejar rastros ni restos de náufragos. Debido a su gran tamaño y su fondo chato, el barco no tardó en hacer agua y hundirse en la simulación. Según los científicos, esta región puede experimentar hasta tres tormentas gigantescas al mismo tiempo, chocando entre sí desde diferentes direcciones: la condición perfecta para generar una "ola rebelde".
Una ola semejante puede partir en dos a un barco tan enorme como el Cyclops. "Hay tormentas desde el norte y el sur, que se juntan. Y si hay otras adicionales desde la Florida, pueden formar estas olas rebeldes potencialmente mortales", explicó el oceanógrafo Simon Boxall. Se trata de una pared de agua de 30 metros de alto similar al tsunami más grande registrado en la Bahía de Lituya, en Alaska, en 1958, tras un terremoto. También se hicieron simulaciones que demostraron que una ola de 15 metros es suficiente para hundir un barco de fondo chato.