El expresidente Mauricio Macri renovó hoy sus críticas al Gobierno Nacional, insistió en que la gestión de Alberto Fernández "va a ser el último Gobierno populista" que tendrá Argentina y volvió a culpar a un "peronismo cooptado por el kirchnerismo" por el "no éxito" de su administración.
"A más atropello, más gente se convence de que hay un futuro distinto", sostuvo Macri en una entrevista con el periodista Pablo Sirvén, transmitida esta noche por la señal LN+, en relación a las manifestaciones contra el Gobierno nacional y pronosticó que por esa razón "este va a ser el último Gobierno populista de la historia de nuestro país".
Con un discurso similar a sus promesas de campaña en 2015, Macri señaló que la superación del populismo "va a ser un cambio trascendente porque vendrán 20 años de crecimiento, sobre la base del esfuerzo personal, del mérito, de la cultura del trabajo", algo que, juzgó, "va a cimentar una alternancia dentro del mismo modelo".
"No más la solución populista de consumir el futuro para vivir un efímero presente que es lo que nos ha dañado tanto", completó.
En relación a las causas de espionaje ilegal que involucran a exfuncionarios de su gobierno como Gustavo Arribas y Silvia Majdalani, responsables de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Macri aseguró que "no hubo seguimientos", y que en los expedientes radicados en los Tribunales de Dolores y Lomas de Zamora "sólo hay fotos".
"Se tratan de actividades hechas por funcionarios de tercer o cuarto orden. Eso siempre pasó. No hubo espionaje ilegal durante mi gobierno. Es una maniobra del kirchnerismo", remarcó.
El expresidente, que esta semana inició un recorrido de entrevistas por distintos medios periodísticos, lamentó además la unidad del peronismo que posibilitó la llegada de Alberto Fernández a la presidencia y adjudicó el "no éxito" de su gestión a la oposición política de un "peronismo cooptado por el kirchnerismo".
"Intentamos con todos los caminos, pero lo que se demostró hoy es que no tuvimos éxito porque el peronismo seguía estando secuestrado por Cristina Fernández de Kirchner", justificó.
En ese contexto, cargó contra la actual vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, a quienes acusó de haber sido quienes "organizaron la plaza de las piedras", frente al Congreso Nacional, en el marco del debate del proyecto de ley de Reforma Previsional, en 2017, que terminó con una fuerte represión de las fuerzas de seguridad contra los manifestantes.
"Ellos expresaban su vocación de separarse, pero el tiempo demostró (...), ya cuando Massa organizó con Cristina Fernández de Kirchner "la plaza de las piedras" y todo lo que vino después, que el peronismo no había podido resolver el volver a tener una independencia que lo devolviera al mundo de la sensatez", disparó.
E insistió: "Desde que fue cooptado por el kirchnerismo el peronismo perdió la sensatez y la Argentina necesita un peronismo sensato, constructivo".
En la entrevista para el programa Hablemos de otra cosa, el exmandatario también se refirió a la difícil relación con su padre, Franco Macri, fallecido en marzo del año pasado.
"A veces le sigo hablando a él. Pero al de muchos años atrás porque después perdí la capacidad de interactuar con él. A mis hijos les dije primero que no quería que trabajaran conmigo porque no quería que pase lo mismo que ocurrió con mi padre", contó.
Macri también fue consultado sobre las críticas que en entrevistas recientes deslizó contra el expresidente de la Cámara de Diputados Emilio Monzó y el exministro del Interior durante su Gobierno, Rogelio Frigerio, quienes desde hace tiempo se distanciaron de su exjefe político.
"Yo no hablé de nadie en particular, yo hice una autocrítica y un intento de transmitir mi aprendizaje para Juntos por el Cambio y para la política" y agregó: "un Presidente no puede delegar la negociación política, no puede estar su prioridad en hacer obras, mejorar la seguridad, en poner la Argentina en el mundo (...)", frase que no pudo concluir por otra pregunta de Sirvén sobre si seguía pensando que la política es una "mala palabra".
"Para mí nunca fue una mala palabra, porque para algo me metí en política", respondió el expresidente.