La ausencia de puentes formales de comunicación entre el Poder Ejecutivo y la Corte colaboran para el clima de frialdad respecto al anuncio de una convocatoria para conocer opiniones.
La ausencia de puentes formales de comunicación entre el Poder Ejecutivo y la Corte colaboran para el clima de frialdad respecto al anuncio de una convocatoria para conocer opiniones. No es secreto que la aguardaban antes de que se presente en sociedad el Consejo Consultivo con el máximo Tribunal como eje central (pero no el único) de su veredicto. Las declaraciones públicas posteriores sólo abonaron el malestar y la apatía respecto al proyecto oficial. El primer reflejo, como indicó este diario, será lubricar el mecanismo de circulación de su única materia prima: los expedientes. No fue un llamado de guerra. Conocedores del juego político, la mayoría de los jueces de la Corte sabe que el tipo de casos que preocupan al poder son los que pueden golpear la “caja”. Todavía no aparece en el horizonte cercano un expediente que reúna esas características.
Buceando en una segunda capa de percepciones, en los pasillos de la Corte juzgan no sólo extemporánea la idea de un llamado para compartir impresiones respecto del funcionamiento del máximo Tribunal (si hubiese aplicado, sería consultas previas, consideran). Si no, además, una vía para que la iniciativa del Ejecutivo consiga algo de “oxígeno político” ante la andanada de cuestionamientos respecto a si existe un dictamen preconcebido que sólo bajo ropaje de una discusión técnica, terminará apuntalando la idea de una ampliación a número indefinido de miembros. “Dejarse usar”, fue una de las frases más fuertes que acompañaron el efecto que significaría para los ministros acompañar a ese Consejo a una revisión propia. El grupo de expertos se reunión el martes y consensuó pedir opiniones a la Corte, al Ministerio Público Fiscal y de la Defensa y al Consejo de la Magistratura sobre sus lógicas de funcionamiento. Son los mismos órganos que deben evaluar. En un principio, acordaron que el llamado al máximo Tribunal no debería ser directo, sino a través de un gesto formal de Fernández que revista mayor formalismo. La semana próxima aumentarán a bisemanal el ritmo de encuentros virtuales para avanzar en su misión.
“Otra vez nos enteramos por los medios. Cuando llegue se hablará”, deslizaron en otra vocalía. “Al día de hoy no hay nada para comentar”, indicaron. Nada cambió en la dinámica adecuada a la nueva normalidad dentro de tribunales, mientras retoman el ritmo de tratamiento de casos. La idea es dejar correr la reforma, tanto en la discusión pública como en el análisis que haga el Consejo Consultivo para el Fortalecimiento del Poder Judicial y el Ministerio Público. Pero por lo bajo, la discusión no escapa a lo que ocurre afuera: la secretaria de Legal y Técnica Vilma Ibarra no estuvo en la presentación oficial de la reforma. Ese detalle no pasó desapercibido para el mundo judicial, que anotaron a Gustavo Béliz en las ausencias.