Son de Gonzalo Rigoni, dueño de Xanadú, y del empresario Raúl Velaztiqui, quien da otra versión al pedir una ambulancia
La primera comunicación pertenece a Gonzalo Rigoni, dueño del salón de fiesta Xanadú en Villa La Ñata. "Necesito una ambulancia urgente. Hay una chica que se desmayó. Parece que no respira", señala el empresario, balbuceando.
Más tarde, en otro llamado, reitera: "Pedí una ambulancia urgente hace rato. Se desmayó una amiga y no respira. Me parece que estaba con drogas o algo así".
En tanto, una tercera comunicación pertenece a Raúl Velaztiqui Duarte. "Vine a buscar a una amiga que me llamó que estaba descompuesta y no respira", afirma, y corta luego de que el operador le preguntara la edad de la mujer que necesitaba asistencia.
Se trata de otra mentira del empresario paraguayo, ya que él fue quien llevó hasta ese salón a la mediática para presuntamente cerrar una serie de eventos.
Velaztiqui Duarte, de 47 años, está imputado de falso testimonio. Declaró por primera vez el sábado, horas después de la muerte de Jaitt, y amplió su testimonio dos días después en sede judicial. Los investigadores detectaron contradicciones entre ambos relatos.
El procurador General de la provincia de Buenos Aires, Julio Conte Grand, sostuvo que las filmaciones del lugar mostraron al empresario en lugares donde había dicho que no estuvo.
"No supo dar respuesta a actitudes que surgen del análisis de los videos ni a las referencias sobre el lugar en el que dice que estuvo, en su primera declaración. Además titubeó y fue incongruente", indicó el funcionario.
Otra de las contradicciones del organizador de eventos y profesor de danza tiene que ver con el celular de Jaitt. El sábado, en su primera declaración, había dicho que no sabía nada del teléfono de la modelo. Sin embargo, los investigadores, analizando las imágenes de 12 cámaras de seguridad, lograron determinar que en realidad tomó el aparato de la mochila y lo llevó a su auto.