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Luto en el teatro: murió Eduardo Rovner

Autor y director teatral, fue uno de los referentes de la escena nacional. Falleció este lunes 22, en Pinamar. También fue músico, ingeniero electrónico y psicólogo.

Lunes, 22 de Abril de 2019
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Fue director del Teatro General San Martín y una pieza clave de la escena nacional. Dirigió y escribió más de 50 obras, entre ellas muchas que han dejado huella, como Volvió una noche y Noche de ronda. La muerte de Eduardo Rovner, este lunes 22, a los 76 años, tiñe de luto al mundo del teatro y las letras.

Rovner falleció en el Hospital Municipal de Pinamar, donde había sido trasladado el domingo desde Cariló, su lugar de residencia, a raíz de un ACV que se complicó por los antecedentes cardíacos que arrastraba.

Además de haber sido escritor y director, también se formó como ingeniero electrónico (egresado de la Universidad de Buenos Aires), psicólogo social y violinista, formado en el Conservatorio Municipal de Música Manuel de Falla.

Rovner sabía de música, de psicología, de teatro, de todo. Le gustaba más "hacer directamente" que decir "habría que hacer".

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La noticia de su muerte fue confirmada al mediodía por las autoridades de Argentores, desde donde se difundió este comunicado: "Expresamos nuestro profundo pesar por la muerte del autor teatral Eduardo Rovner, socio de nuestra entidad y figura relevante de la escena nacional. Entre sus obras se destacan Volvió una noche, Cuarteto, Compañía y Lejana tierra mía, entre muchas otras".

Entre otros reconocimientos, Rovner fue nombrado "Personalidad Destacada en el ámbito de la Cultura de la Ciudad" y galardonado con el Premio Casa de las Américas, Primero y Segundo Premio Nacional de Dramaturgia y el Premio ACE.

Además de conducir el Teatro San Martín, estuvo al frente del Plan Estratégico de Cultura de la Ciudad e integró el MATe (Movimiento de Apoyo al Teatro).

También dirigió la revista Espacio de Crítica e Investigación Teatral y la Editorial Emergentes, dedicada a la publicación de libros teatrales.

Como docente, fue profesor de las materias “Taller de escritura dramática” y “Creatividad” en la ENAD, y de "Dramaturgia" en la Maestría en Teatro Argentino de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA.

Con destacada presencia internacional, participó, entre otros, en seminarios y conferencias en la Universidad de la Sorbona de París, el Festival Nine Gates de Praga, la Feria del Libro de Guadalajara, y el Congreso de Teatro Latinoamericano en la Universidad de Kansas. También fue invitado por el New York State Council on the Arts y la revista Ollantay, de Nueva York.

A principios del año pasado, a propósito de la presentación de La mosca blanca, una de sus obras emblemáticas, en el Método Kairos, Rovner reflexionó: “No existe pasar la vida sin heridas. Hay heridas políticas, sociales, psicológicas, familiares, económicas, de todo tipo. Y cuando yo descubrí el orgullo de estar herido, que vivir con cicatrices forma parta de que uno ha vivido, es que la obra terminó de tomar cuerpo en mí”.

Rovner trabajaba sin pausa, le gustaba tener varios proyectos al mismo tiempo. "Soy una máquina de generar”, se definía. Y lo argumentaba de esta manera: “Tiene que ver con mi personalidad. Soy ingeniero electrónico, músico y psicólogo social, además de director y autor. Me da placer hacer, y es, también, una postura ideológica. Vivimos en una sociedad que habla todo el tiempo sobre lo que habría que hacer. Yo hago".

Como parte de la “generación de 1984”, que integró junto a Mauricio Kartún, entre otros, Rovner reflejó en sus textos dramáticos, al decir de los especialistas, “una gran ironía, porque la escena es una metáfora de una sociedad que parece no tener remedio”.

Así, uno de los temas que obsesionaban al autor era el de las “madres”. Rovner lo analizaba de esta manera: “Puedo decir que la relación con mi madre fue conflictiva y me la pasé quejándome de ella durante mucho tiempo. Pero cuando los derechos de autor de obras como Volvió una noche comenzaron a ser importantes, ahí empecé a agradecerle...”.

Y agregaba: “Yo creo que toda obra de arte es un intento de reparación de algún vínculo. Tal vez por eso sea que tengo tantas obras donde hay madres. Pero en todas ellas termina siendo la víctima o termina cediendo. Los malos siempre son los otros”.

Padre del actor y músico Damián Rovner, en los últimos años reafirmó su capacidad autoral con obras como Sócrates, el encantador de almas, Desdentados (en el ciclo Teatro x la Identidad), En tren de soñar, El hombre lobo, Noche de ronda, Otras almas gemelas, El sueño de Ulises, El misterio de la obra de arte, Señores, yo soy el tango, La musa y el poeta y Esto no da para más.

En la actualidad, su obra Viejas ilusiones se viene representando con dirección de Gaby Fiorito y actuaciones de Mauricio Chazarreta y Guillermo Tassara, en la sala El Crisol.