Hubo menos nieve y, respecto a un año promedio, hay un 30% menos de agua. Por eso el organismo podría restringir la entrega.
Esta semana el superintendente de Irrigación, Sergio Marinelli, ha encabezado diversas reuniones técnicas con otros funcionarios y el personal en las subdelegaciones de Aguas (que son las encargadas de manejar los embalses) para tomar medidas ante la crisis hídrica que afecta a Mendoza. El objetivo ha sido definir, para cada una de ellas, qué hacer, según la situación en la que se encuentran. Es fundamental llegar lo mejor posible a la primavera.
"El embalse Potrerillos, que se encuentra a un 60% y es el que mejor está en su nivel de agua. Pero el alto porcentaje de demanda de agua para el uso poblacional es muy preocupante. En el río Mendoza, que abastece al Área Metropolitana, el agua potable se está llevando casi el 40% del total del volumen del río y esto genera que se deban aplicar restricciones en otros usos, como el agro", afirmó Marinelli.
Esta es la situación en cada río:
"Estamos más complicados de lo que creímos en octubre del año pasado, cuando anunciamos el pronóstico de caudales de los ríos. Hay un 30% menos de agua. Los caudales no han subido, y cuando lo han hecho, ha sido muy poco. Hoy estamos con caudales similares a los de noviembre. La situación de los embalses es bastante crítica", aseguró el Director de Gestión Hídrica de Irrigación, Rubén Villodas.
"Estamos en una situación extrema. No hay registros similares a estos caudales en la historia de registros que tenemos. El pronóstico que hacemos desde Irrigación, que es algo estadístico, y no hay estadística de estos niveles, ni del volumen de nieve, que es en lo que se basa el pronóstico. Esto explica que tenga errores mayores a los que tenía históricamente. Cuando se pronostica un año normal, el error va de un 5% a un 10%. Ahora el margen de error es el doble, un 20%", adujo el funcionario.
El registro de datos de los ríos que administra Irrigación, varía según el río. En Atuel, por ejemplo, el registro empezó en 1907, mientras que en el río Mendoza, en 1957. Cada río se empezó a trabajar desde la Secretaría de Recursos Hídricos de la Nación o desde Irrigación, en distintas épocas.
"Ahora nos encontramos con que lo que habíamos previsto, que era malo, ahora es peor. En cualquier año medianamente normal, a fines de noviembre los caudales aumentan y se equiparan los ingresos de los embalses con las salidas", dijo también Villodas.
"Se riega desde agosto hasta noviembre, cuando el nivel de los embalses baja. Nuevamente, a fines de ese mismo mes, empiezan a subir los caudales y los embalses a recuperarse. No obstante, en 2019 eso no sucedió. En diciembre levantaron un poco y bajaron de vuelta. En enero, lo mismo. No hay nieve. No creo que vuelvan a subir significativamente", aseguró, para ampliar el panorama poco alentador que muestran los embalses.