Fue el "elegido" del clan para las elecciones del 4 de octubre, pero el gobernador paulista, Tarcisio de Freitas, un fiel aliado de Jair Bolsonaro, mantiene sus aspiraciones.
Flávio Bolsonaro ganó la pulseada familiar y fue el "elegido" para suceder a su padre, el expresidente Jair Bolsonaro, inhabilitado y que purga una condena a 27 años de prisión por golpismo, como candidato a la presidencia de la ultraderecha en las elecciones del año próximo en Brasil.
No era el único miembro del clan que quería ese rol. Con su hermano Eduardo autoexiliado en Estados Unidos, el actual senador y primogénito del expresidente fue el vencedor de una interna familiar que tuvo a su "madrastra", Michelle Bolsonaro, como principal contrincante.
El expresidente, en prisión y con muchos problemas de salud, se decantó por su hijo mayor, de 44 años, para pelearle la candidatura al popular gobernador de San Pablo, Tarcisio de Freitas, espectador de lujo en estas "primarias" familiares decididas por el dedo de su líder.
La estrategia de Freitas, un aliado cercano al expresidente, es simple: esperar a que decante la espuma de la candidatura del primogénito del clan para plasmar sus propias ambiciones de poder. Sabe que las últimas encuestas lo sitúan como el único dirigente de la derecha bolsonarista capaz de evitar la reelección de Luiz Inácio Lula da Silva.
"Para la derecha, que no contaba con un candidato fuerte para enfrentarse al presidente Lula, es conveniente mantener a Flávio y no exponer a un candidato ahora. Esta situación ayuda a Tarcísio a mantenerse en la contienda, pero no a exponerse antes de abril. La situación solo se aclarará a partir de marzo", dijo a TN la analista brasileña Denilde Holzhacker, directora del área de Investigaciones en la Escuela Superior de Publicidad y Marketing (ESPM).
Los brasileños elegirán a su nuevo presidente el 4 de octubre de 2026.
Fuente: TN