Ahmed Al-Ahmed, un comerciante sirio de 42 años, arriesgó su vida para frenar un atentado en Sídney. Su gesto heroico dio la vuelta al mundo y desató una ola de solidaridad internacional.
La historia de Ahmed Al-Ahmed recorrió el mundo en cuestión de horas. El domingo pasado, en medio del horror y el caos en la playa de Bondi, en Sídney, el comerciante sirio de 42 años se interpuso frente a la violencia y se jugó la vida para desarmar a uno de los atacantes que abrieron fuego contra una multitud que celebraba la festividad judía de Janucá.
El saldo del atentado fue devastador: 16 personas murieron, entre ellas una nena de 10 años, un sobreviviente del Holocausto y uno de los propios atacantes, además de más de 40 heridos. La emblemática playa, uno de los principales puntos turísticos de Australia, quedó marcada por la tragedia.
En pleno ataque, Ahmed -padre de dos hijos y dueño de una frutería- logró esconderse detrás de unos autos y, sin dudarlo, sorprendió a uno de los agresores. Forcejeó con él hasta quitarle el rifle con el que disparaba contra la multitud, a pesar del riesgo extremo que corría su propia vida.
"Cuando salvo a la gente, lo hago desde el corazón. Era un lindo día y todo el mundo estaba celebrando y disfrutando. Niños, mujeres, hombres, adolescentes. todos merecían disfrutar", relató Ahmed desde la cama del hospital, donde permanece internado por las heridas de bala que sufrió durante el ataque.
Los organizadores de una colecta solidaria destacaron que sus acciones fueron desinteresadas, instintivas e innegablemente heroicas, y que recibió varios disparos mientras protegía a otras personas.
El jueves, el influencer Zachery Dereniowski llegó al hospital con una noticia inesperada: 43.000 personas de todo el mundo reunieron 2,5 millones de dólares australianos -unos 1,6 millones de dólares estadounidenses- para ayudar a Ahmed.
El encuentro quedó registrado en un video viral. "¿Me lo merezco?", preguntó Ahmed, visiblemente emocionado. "Cada centavo", respondió Dereniowski. El comerciante agradeció el apoyo "de corazón" y pidió que los seres humanos se apoyen entre sí y dejen atrás el odio para salvar vidas.
Desde el domingo, los homenajes y las donaciones no se detuvieron. La comunidad judía, que celebraba Janucá con unas 2.000 personas en la playa, quedó profundamente marcada por el horror. Entre las víctimas fatales se encontraban Boris y Sofía Gurman, una pareja que intentó frenar el ataque y murió en el intento.
El primer ministro australiano, Anthony Albanese, visitó a Ahmed en el hospital y lo definió como "un verdadero héroe australiano". También destacó el valor de los Gurman y confirmó que los atacantes, Sajid Akram (50) y su hijo Naveed Akram (24), fueron vinculados por el Gobierno con la ideología del grupo terrorista Estado Islámico.
Desde su cama de hospital, Ahmed dejó un mensaje que trascendió fronteras: "Basta es basta. Este país es el mejor del mundo y no vamos a soportar ver eso".