Identificado como Chérif C. y nacido en Estrasburgo hace 29 años, el autor de la matanza de la capital alsaciana proviene, como en tantas ocasiones anteriores, del mundo de la delincuencia común, desde el que, creen los investigadores, acabó radicalizándose tras pasar por prisión.
Identificado como Chérif C. y nacido en Estrasburgo hace 29 años, el autor de la matanza de la capital alsaciana proviene, como en tantas ocasiones anteriores, del mundo de la delincuencia común, desde el que, creen los investigadores, acabó radicalizándose tras pasar por prisión.
Chérif C. había sido condenado en 27 ocasiones por robos y actos violentos y había pasado dos veces por la cárcel en Francia, además de otras en Suiza y en Alemania, que lo expulsó en 2017 a Francia, que lo había reclamado.
Descrito como una persona discreta por sus vecinos del barrio de Neudorf, donde abundan las torres de viviendas de protección oficial, los testigos apuntan a que su carácter había cambiado en los últimos años.
Los investigadores atribuyen esa evolución a su radicalización tras un paso por la cárcel a finales de 2015, lo que había llevado a incluirle en el fichero de sospechosos de poner en peligro la seguridad nacional.
Para el "número dos" del Ministerio del Interior, Laurent Nuñez, su inclusión en ese fichero, en el que figuran unas 12.000 personas, no implicaba que planease cometer un ataque terrorista.
Hasta el atentado de anoche, en el que al menos dos personas murieron en el conocido mercado navideño de Estrasburgo, el más antiguo de Europa, Chérif C. aparecía en los ficheros policiales como un delincuente común autor de robos y actos violentos.
Uno de ellos tuvo lugar en agosto pasado e incluía un intento de homicidio, lo que llevó a la gendarmería a lanzar ayer por la mañana una operación en la que fueron detenidos tres allegados suyos, pero a la que él escapó por no encontrarse en su domicilio.
En el registro del mismo aparecieron, según el fiscal antiterrorista, Rémi Heitz, una granada defensiva, un arma cargada, munición y cuatro cuchillos, dos de ellos de caza.
En dos ocasiones pasó por prisión, siendo condenado en ambos casos a dos años, la última a finales de 2015.
Según Nuñez, fue en ese momento cuando comenzó a mostrar una agresividad creciente y un proselitismo religioso que llevó a los servicios de espionaje a abrir una ficha S.
El "número dos" de Interior aseguró que en prisión comenzó a incitar a sus allegados a "practicar la religión de forma radical".
Pero nunca se le pudo relacionar con hechos de carácter terrorista, al tiempo que, según los investigadores, nunca había tratado de viajar a Siria.
Vivía solo en el mismo barrio que sus padres, aunque en su caso en un edificio más modesto.
"El terrorismo ha golpeado de nuevo nuestro territorio, recordándonos de manera dramática que la amenaza sigue siendo bien real", dijo el fiscal antiterrorista, que destacó tanto el modo en el que actuó, incluido el hecho de que gritara "Alá es el más grande", como el perfil del sospechoso.