Desnutrición, secuestros, trabajos forzados y tortura. Las oenegés presentes en Libia denuncian las condiciones de detención de los migrantes atrapados en ese país.
Desnutrición, secuestros, trabajos forzados y tortura. Las oenegés presentes en Libia denuncian las condiciones de detención de los migrantes atrapados en ese país, consecuencia, según ellas, de la política migratoria de los países europeos concluida con los libios.
Un punto, diminuto en la inmensidad del mar, es sacudido violentamente. A mediados de mayo, un migrante que intentaba huir de Libia en una pequeña embarcación prefirió, al ver a lo lejos a los guardacostas libios, arriesgar su vida lanzándose al mar para nadar hasta un barco comercial, según un video publicado en línea por la oenegé alemana Sea-Watch.
La imagen ilustra la desesperación de los migrantes, la gran mayoría de los cuales vienen de África y de países con problemas como Sudán, Eritrea y Somalia, dispuestos a todo para evitar ser encerrados arbitrariamente en centros de detención en este país expuesto a conflictos y milicias.
Otros videos escalofriantes filmados en prisiones clandestinas a manos de traficantes de personas -que fueron recopilados por un periodista irlandés y difundidos en febrero por Channel 4- dan una idea de las torturas perpetradas en estos lugares, para presionar a sus familias a que paguen rescates.
Tumbado en el suelo, desnudo, con un arma apuntándole, un migrante grita de dolor mientras un hombre le quema los pies con una antorcha. Otro, con la camiseta ensangrentada, colgado del techo, es azotado en las plantas de los pies.
La noche del martes, al menos 44 migrantes murieron y un centenar resultaron heridos en un bombardeo contra un centro de detención en Tajura, en la periferia de Trípoli, un ataque denunciado como un "crimen de guerra" por la ONU, que pidió una "investigación independiente".
El ataque fue atribuido por el gobierno de unión nacional (GNA) a las fuerzas del mariscal rebelde Jalifa Haftar. Pero estas lo desmienten.
Según oenegés, esta tragedia era "previsible" desde hace semanas.
Desde enero, más de 2.300 migrantes han sido encerrados en centros de detención en Libia, según la ONU.
"Más de un millar de personas han sido recogidas por los guardacostas libios, que cuentan con el apoyo de la Unión Europea desde el inicio del conflicto en abril de 2019. Una vez que pisan tierra, son llevadas a centros de detención, como el de Tajura", dijo el miércoles a la AFP Julien Raickman, jefe de misión de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Libia.
Según cifras de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), al menos 5.200 personas están actualmente en centros de detención en Libia. No existen cifras sobre aquellos detenidos en centros ilegales en manos de traficantes.
Pese a la inseguridad reinante, este país sigue siendo uno de los principales puntos de tránsito de los migrantes que huyen de conflictos o de la inestabilidad en otras regiones de África y Medio Oriente, y que buscan llegar a Europa, con la esperanza de un mejor futuro.
La UE está prestando apoyo a los guardacostas libios para frenar la llegada de migrantes a las costas de Italia. En 2017, validó un acuerdo concluido entre Italia y Trípoli para entrenar y equipar a los guardacostas libios. Desde entonces, el número de llegadas a Europa por el Mediterráneo ha disminuido drásticamente.
- "Los muertos se amontonan" -
A finales de mayo, diez oenegés internacionales presentes en Libia, incluyendo Danish Refugee Council, International Rescue Committee, Mercy Corps y Première Urgence Internationale (PUI), rompieron el silencio.
Urgieron a la UE y a sus Estados miembros "revisar de forma urgente" sus políticas migratorias que alimentan, según ellos, "un sistema criminal". Los migrantes, "incluyendo, mujeres y niños, son detenidos de forma arbitraria e ilimitada" en Libia, en condiciones "abominables", denunciaron.
"¡Dejen de enviar inmigrantes de vuelta a Libia! La situación es inestable, no está bajo control; de ninguna manera están protegidos por un marco legislativo", dijo el miércoles a la AFP Benjamin Gaudin, jefe de misión de la oenegé PUI en Libia.
Esta oenegé opera en seis centros de detención en los que es una de las pocas organizaciones que pueden prestar asistencia sanitaria.
"Las catástrofes no sólo se producen en el Mediterráneo, sino también en territorio libio; cuando estos migrantes llegan a la costa libia, ya han vivido un infierno", añadió Gaudin. En algunos centros oficiales, "las condiciones son terribles", aseguró.
"Los migrantes viven hacinados, los unos encima de los otros, en condiciones sanitarias terribles, con enormes problemas para acceder al agua, a veces ni siquiera hay agua potable. Les dan muy poca comida; en algunos centros no les dan absolutamente nada para protegerse del frío o del calor. Algunos no tienen patios exteriores, los migrantes no ven nunca la luz del día", afirmó.
Human Rights Watch, que pudo acceder a varios centros de detención en 2018, afirmó en un informe publicado este año que "la cooperación de la UE con Libia en el tema migratorio contribuye a un ciclo de abusos extremos".
"Los muertos se amontonan en estos centros de detención libios, ya sea por una epidemia de tuberculosis en Zintan o víctimas de un bombardeo en Tajura. La presencia de un puñado de empleados humanitarios no es suficiente para garantizar condiciones aceptables en estos centros", apuntó Raickman, de MSF.
"Las personas que están detenidas allí, principalmente refugiados, están muriendo de enfermedades, de hambre, de todo tipo de violencia, de violaciones, sometidos a la arbitrariedad de las milicias, añadió.
Como muestra de que la situación es considerada cada vez más crítica, la Comisaria de Derechos Humanos del Consejo de Europa instó a los países europeos el 18 de junio a suspender su cooperación con los guardacostas libios, ya que los migrantes que intercepta "son sistemáticamente detenidos y (...) sometidos a tortura, violencia sexual y extorsión".
La ONU denunció también el mes pasado las condiciones "espantosas" en estos centros. "Alrededor de 22 personas han muerto de tuberculosis y otras enfermedades en el centro de detención de Zintan desde septiembre", dijo Rupert Colville, portavoz del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
MSF, que desde hace poco puede ofrecer atención médica en los centros de Zintan y Gharyan, describió una "catástrofe sanitaria". Según ellos, las personas encerradas en estos dos centros "vienen principalmente de Eritrea y Somalia y han sobrevivido a experiencias aterradoras", durante su exilio.
Las oenegés y la Agencia para los Refugiados de la ONU (ACNUR) coinciden en que la gran mayoría de las personas detenidas en estos lugares son refugiados que podrían obtener el asilo en países europeos.
- "Encerrados desde hace un año" -
"Las evacuaciones de Libia a otros países son actualmente muy limitadas, sobre todo porque no hay suficientes plazas de acogida en países seguros que puedan concederles el asilo", señaló Raickman. "Hay un fuerte sentimiento de desesperación por este impase; en los centros donde estamos trabajando en la zona de Misrata y Khoms, hay gente encerrada desde hace un año".
Contactada por la AFP, la Comisión europea defendió su balance y su "compromiso" financiero en este tema. Aseguró haber "movilizado" desde 2014 unos 338 millones de euros en programas relacionados con la migración en Libia.
"Estamos muy preocupados por el deterioro de la situación", dijo recientemente una portavoz de la Comisión Europea, Natasha Bertaud.
"Ha habido muchas críticas sobre nuestro compromiso con Libia, somos conscientes de ello y estamos en contacto con las oenegés sobre este tema", añadió.
"En los últimos 16 meses hemos podido sacar a 38.000 personas de esos terribles centros de detención y de Libia, y llevarlos de vuelta a sus países gracias a programas de retorno voluntario, todo esto financiado por la Unión Europea", afirmó.
La Comisión ha instado "repetidamente en los últimos meses a sus Estados miembros a encontrar una solución en las zonas de desembarco, lo que pondría fin a lo que está ocurriendo actualmente", indicó la portavoz.
"Cada vez que un barco de una oenegé rescata a personas y que se abre un debate entre Malta e Italia al respecto, es la Comisión la que debe convocar a 28 capitales europeas para que encuentren lugares donde llegar. ¡Esto no es viable!", subrayó.
Para el portavoz de la marina libia, el general Ayub Kacem, entrevistado por la AFP, son "los países europeos los que sabotean cualquier solución duradera a la inmigración en el Mediterráneo, porque no aceptan recibir a una parte de los inmigrantes y no se sienten afectados".
Kacen hace un llamamiento a los europeos para que sean "más serios" y unifiquen sus posiciones.
"Los Estados europeos tienen una enorme responsabilidad por todas estas muertes y sufrimientos", estimó Raickman. "Lo que se necesitan son acciones, como evacuaciones de emergencia de refugiados y migrantes atrapados en condiciones extremadamente peligrosas en Libia", urgió.