Está en Buenos Aires Rodrigo Valdés, el director del organismo y responsable del programa con el Fondo. Cuáles son los problemas que observa en la Argentina.
Está en Buenos Aires Rodrigo Valdés. No nos tiene que decir nada ese nombre, pero es un nombre importante para la Argentina. Es, en los Estados Unidos, en Washington, el responsable directo del programa que tiene el Fondo con la Argentina. Una especie de monitor, de controlador, de la calidad del programa económico de Javier Milei y Luis Caputo.
Llega desde el Fondo Monetario Internacional (FMI), como el mes pasado llegó la, diríamos, jefa de él, Gita Gopinath, que es la representante de Estados Unidos en el Fondo. ¿Y qué es lo interesante acá? Cosas que dicen ellos, casi como un mantra, repitiéndose uno a otro, y que sería muy raro escuchar de parte del Fondo. Esto es lo novedoso. Evalúan lo que está haciendo el Gobierno y dicen, “acá hay varios problemas”.
El primer problema tiene que ver con lo social. ¿Cuál es el límite social de este ajuste? Que el Gobierno dice es probablemente el ajuste fiscal más grande de la historia. Una gran contracción del gasto que produce una gran contracción en la economía. Y pareciera que, en el FMI, hay un temor de que no sea sustentable socialmente, que haya conflictos sociales por culpa de la contracción, de la recesión que genera el programa en un país que, por la inflación, ha sumado desde noviembre hasta ahora 1.200.000 pobres más de los que ya teníamos.
Segunda preocupación que manifiestan estos funcionarios. ¿Cuál es el límite político de este programa? ¿Qué ven ellos? Lo que vemos todos, que en un momento en que la historia pone a la Argentina en la necesidad de hacer una gran reforma económica, nosotros pusimos un gobierno al frente de esa reforma que no está dotado de los recursos políticos. No cuenta con gobernadores, no cuenta con diputados, no cuenta con senadores, no tiene arraigo sindical, no tiene una alianza con los movimientos sociales.
Entonces, el Fondo lo que viene a decir es, “cuidado, que para que esto se sostenga en el tiempo, las reformas deben tener algún aval político, es decir, tienen que pasar por el Congreso. Cuidado con los DNU, no son el mejor instrumento porque, con el tiempo, todo eso se revierte. Ahora, hay un tercer problema, el más interesante de este ajuste fiscal. Hoy, Rodrigo Valdés dijo, “preferimos menos cantidad y más calidad”.
¿Y cuál es el problema? Es una especie de paradoja que hay dentro de la política económica. El ajuste está produciendo una gran recesión que se puede medir de varias maneras. El gráfico de la Cámara de la Pequeña y Mediana Empresa (CAME) muestra una gran caída en las ventas. El último tramo de la curva significa una caída del 28% en las ventas de los comerciantes. Esto es un tramo de los comercios minoristas. Esto se refleja en el paisaje de la Ciudad Buenos Aires con el cierre de comercios.
El gráfico de barras de Alfonso Prat-Gay muestra las caídas entre noviembre y febrero. Las primeras tres barras inferiores señalan la caída de ventas minoristas, en la producción de autos, en los despachos de cemento. Pero ahora me interesan las dos últimas. La caída en el nivel de actividad, que produce una caída en la inflación, produce también una caída en la recaudación de impuestos ligados a la actividad. IVA e impuesto al cheque. Esto es lo que vemos en las dos últimas barras. ¿Qué quiere decir esto? Que el Gobierno baja los gastos, contrae la economía, y eso produce un efecto no querido: contrae también los ingresos. Y el sueño del déficit cero se va como prolongando, se va volviendo inalcanzable, es como que le corre en el arco, o el gobierno se corre el arco, de lo que quiere alcanzar justamente por la contracción que produce en la economía.
Podemos terminar todo esto con una metáfora del sanitarismo. Estamos con el dengue, estuvimos con el COVID. Recordemos la época de Alberto Fernández, aunque sea doloroso. ¿Cuándo llega la COVID-19, qué hizo? Una gran contracción de la actividad de todos, nos encerró a todos. De manera insostenible, porque la economía se moría. Es como tener a alguien con una enfermedad que tengo que encarar con antibióticos, y lo puedo matar con los antibióticos, para bajar la infección. Puedo matar al plan económico con un ajuste que se pase de vueltas. Esto no lo está diciendo la izquierda, no lo dicen los movimientos sociales, no lo dice la oposición. Lo vino a decir el Fondo. Y vamos a ver que el Gobierno le obedece, y vamos a ver un gobierno un poco más gradualista.
Fuente: TN