Nelson Mandela, abogado de profesión, líder revolucionario y primer presidente negro de Sudáfrica, se convirtió en un símbolo de la lucha contra el Apartheid y en una metáfora de la falta de libertad de todos los negros sudafricanos al ser encarcelado durante casi 27 años.
El 27 de abril de 1994, Sudáfrica celebró sus primeras elecciones multirraciales. La fecha histórica, conocida como Día de la Libertad y celebrada ahora cada año, fue acompañada de un fervor sin precedentes y el 10 de mayo Mandela juró como presidente de Sudáfrica.
Fueron las primeras elecciones con sufragio universal en la nación, incluyendo el derecho al voto de los ciudadanos negros. Con casi 20 millones de votos válidos y con el partido ANC (Congreso Nacional Africano) obteniendo el 62% de los votos, su líder Nelson Mandela fue nombrado presidente. Su mandato duró del 10 de mayo de 1994 al 16 de junio de 1999.
"Debemos recordar que nuestra primera tarea es erradicar la pobreza y garantizar una vida mejor para todos", sostiene Mandela.
“Mi lucha abarca tanto el racismo hacia las gentes de color como el racismo de éstas hacia la población blanca. Quiero una sociedad libre y democrática en la cual todos vivan en igualdad de condiciones y oportunidades. Si para conseguirlo debo morir, estoy preparado.”
Mandela incidió en la historia de su país, marcando un punto de inflexión en la lucha a favor de la libertad, la igualdad y los derechos fundamentales del hombre. Fue premio Nobel de la Paz, sostiene que el respeto a los Derechos Humanos constituye un gran problema de la sociedad contemporánea, por lo que éste fue uno de sus principales objetivos.
“Aquel joven apuesto y elegante, miembro de una familia real, mejor estudiante, líder natural, vivó en la miseria, comiendo lo que podía y estudiando de noche bajo la luz de un vela. Él mismo era un “John”, como llamaban los blancos a todos los negros sin distinción alguna. Cuántas veces no fue humillado, cuántas veces no sufrió en carne propia el desprecio a su pueblo. No podía quedarse con los brazos cruzados tenía que hacer algo…” (1)
Mandela pudo retirarse a descansar después de haber ayudado a derrocar las leyes que sostenían el Apartheid en Sudáfrica, abrir los caminos de la democracia y permitir que todos los sudafricanos pudieran tener derecho al voto. Un hombre que se negó a aceptar las injusticias que padecían son conciudadanos y que, con coraje y entereza, las combatió hasta triunfar.