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Policiales Del 2 de mayo

Hace 500 años, moría Leonardo Da Vinci, el hombre que no tuvo límites para su genialidad

Considerado uno de los pocos genios que ha existido a lo largo de la humanidad, pintor, estudioso del hombre e inventor de múltiples aparatos para diferentes ámbitos, murió el 2 de mayo de 1519 en el castillo de Clos-Lucé, en el valle de Loira, Francia, donde vivió sus últimos años.

Jueves, 2 de Mayo de 2019
El creador de obras como la pintura “La Gioconda” o “La Mona Lisa”, de máquinas para volar o estudios anatómicos o de botánica, vino al mundo en la villa toscana de Vinci, hijo de un rico notario florentino y una campesina, quien tiempo después contrajo matrimonio con un artesano.

Desde sus primeros años, el pequeño Leonardo mostró un fuerte interés por la pintura y pasaba gran parte de su tiempo dibujando animales mitológicos de su propia invención, inspirados en una profunda observación del entorno natural en el que creció.
Al cumplir 14 años, y gracias al apoyo de su padre, ingresó como aprendiz en el taller del artista Andrea del Verrocchio (1435-1488), quien le enseñó pintura, escultura, técnicas y mecánicas de la creación artística.
En este periodo, el joven Leonardo frecuentó al también artista Antonio Pollaiuollo, quien le permitió hacer sus primeros estudios de anatomía.
Se sabe que su primer trabajo fue la construcción de la esfera de cobre proyectada por Brunelleschi para coronar la iglesia de Santa Maria dei Fiori, al que le siguió el “Bautismo de Cristo”, obra con la que superó a su maestro y que permeó de dinamismo.
A este periodo creativo pertenecen sus obras “San Jerónimo” y el gran panel “La adoración de los Magos”, que fueron recibidos favorablemente por la crítica que los calificó como innovadores y dinámicos, características que otorgó la maestría en los contrastes de rasgos, en la composición geométrica de la escena y en el extraordinario manejo de la técnica del claroscuro del artista.
A los 30 años, en 1482, el talentoso artista decidió dejar Florencia para viajar a Milán, donde se presentó ante el poderoso duque Ludovico Sforza (1452-1508), en cuya corte permaneció 17 años, no sólo como pintor sino como inventor; en este último rubro sus diversos proyectos abarcaron hidráulica, mecánica y arquitectura.
Siguiendo las bases matemáticas fijadas por León Bautista Alberti (1404-1472) y Piero della Francesca (1451-1492), Leonardo comenzó sus apuntes para la formulación de una ciencia de la pintura, al tiempo que se ejercitó en la ejecución y fabricación de laúdes.
Estimulado por la dramática peste que asoló Milán, el artista proyectó espaciosas villas, hizo planos para canalizaciones de ríos e ingeniosos sistemas de defensa para enfrentar a la artillería enemiga.
Mientras que en el campo de arte fue elegido para la realización de una monumental estatua ecuestre en honor de Francesco, el fundador de la dinastía Sforza, en la que trabajó durante 16 años y que no logró concretar.
En 1494, su amistad con el matemático y fraile franciscano Luca Pacioli (1445-1517) le permitió ilustrar su libro “Divina proportione”, trabajo que le valió ser reconocido como el creador de la moderna ilustración científica y emprender diversos proyectos de pintura, arquitectura, anatomía, geografía, botánica, hidráulica y aerodinámica.
A finales de 1499, la llegada de los franceses a Milán obligaron a Da Vinci a abandonar la ciudad para trasladarse a Venecia, donde fue contratado como ingeniero militar, puesto desde el cual proyectó una cantidad de artefactos cuya realización concreta no se hizo sino, en muchos casos, hasta los siglos XIX y XX.
Luego de 20 años de ausencia, en 1500 Leonardo Da Vinci regresó a Florencia, ya siendo considerado uno de los artistas más prominentes de Italia.
De acuerdo con la biografía de Leonardo da Vinci publicada en el sitio “lecturalia.com”, en 1503 realizó “La Gioconda”, también llamada “La Mona Lisa”, su obra más conocida en todo el mundo, y a partir de 1506 su vida transcurrió entre Florencia y Milán, realizando varios trabajos como arquitecto para nobles locales.
A partir de 1513 radicó en Roma, donde preparó algunos de sus trabajos más interesantes como inventor, pero tras encontrar siempre obstáculos por parte de la Iglesia Católica, decidió abandonar esta labor y trasladarse a Francia, donde proyectó palacios y ciudades.
Este genio del renacimiento dejó un gran número de bocetos y dibujos de todas sus creaciones, siempre consideradas un compendio propio de notas, sin intención de divulgación o enseñanza.