Keira Knightley se hizo mundialmente conocida en 2003, gracias al éxito de la película Piratas del Caribe: la maldición del Perla Negra. Su rostro, de unos jóvenes 18 años, daba la vuelta al globo y estaba en cada pantalla y cada esquina. Sin embargo, la fama no impactó en ella de forma positiva.

“Desde adentro, todo lo que podés escuchar es la crítica”, aseguró a medios extranjeros. “Era muy confuso, porque recibís todas estas nominaciones por tu trabajo pero cuando tenés una entrevista aun te dicen que ‘todos piensan que sos una porquería’, se focalizan en tu apariencia o en lo que está mal en vos”, consideró.

De esta manera, ingresó en sus 20 años con muchas inseguridades, que terminaron en un colapso mental. La presión, la crítica y la atención constante del periodismo fueron demasiado. “Tuve una crisis a los 22 años así que me tomé un año sabático. Me diagnosticaron desorden de estrés postraumático por todo eso”, confesó.

Con todos los ojos sobre ella, optó por desaparecer, correrse del foco y hacer terapia. “A mi terapeuta le pareció curioso que todos sus pacientes se sintieran observados y criticados, cuando en realidad no es así, y que a mí sí me pasara”, reveló.

El diagnóstico fue seguido por ataques de pánico, que la obligaron a quedarse en casa por tres meses. Fue tan severa la situación que aseguró haber recurrido a la hipnosis para poder asistir a los Premios BAFTA. “Me permitió pararme en la alfombra roja sin tener un ataque”, explicó.

Recientemente, Knightley ha sido tapa de diversos medios por su crítica a Duquesa de Cambridge. En un ensayo cuestionó la imagen que Kate Middleton dio al salir impecable tan solo siete horas después de dar a luz. “Kate salió del hospital con el rostro maquillado y tacos altos. La cara que el mundo quería ver. Oculta. Oculta nuestro dolor, nuestros cuerpos partiéndose, nuestros pechos goteando, nuestras hormonas fuera de control. Mostrate hermosa, mostrate con estilo, no muestres tu campo de batalla”, sentenció.