La propuesta fue presentada durante las negociaciones que se llevan a cabo en Estambul y forma parte de un memorando con numerosas exigencias que Ucrania ya anticipó que no aceptará.
Rusia propuso un alto el fuego de 30 días en Ucrania, pero lo condicionó al retiro completo de las fuerzas ucranianas de las regiones de Donetsk, Lugansk, Zaporizhzhia y Kherson, territorios que Moscú considera parte de su Federación tras haberlos anexado unilateralmente. La propuesta fue presentada durante las negociaciones que se llevan a cabo en Estambul y forma parte de un memorando con numerosas exigencias que Ucrania ya anticipó que no aceptará.
Además del repliegue militar, el Kremlin exigió que Ucrania se comprometa a no integrarse a alianzas militares como la OTAN, limite el tamaño de sus fuerzas armadas y suspenda cualquier intercambio de inteligencia con países occidentales. A esto se suma el pedido de cese total en el suministro de armas a Kiev por parte de sus aliados y el reconocimiento legal de los territorios ocupados por parte de la comunidad internacional.
El documento también incluye demandas de carácter humanitario, como una amnistía mutua de presos políticos, la liberación de civiles detenidos y el levantamiento de todas las sanciones económicas impuestas a Rusia desde el inicio del conflicto. Para Moscú, estas condiciones son presentadas como "soluciones estructurales" a las causas del enfrentamiento.
Ucrania, por su parte, rechazó rotundamente los términos propuestos, al considerarlos una amenaza directa a su soberanía e integridad territorial. Desde Kiev advirtieron que aceptar esas condiciones equivaldría a validar la ocupación armada rusa y renunciar a su derecho a la autodeterminación. El jefe negociador ruso, Vladimir Medinski, insistió en que el plan es serio y exhaustivo, pero el gobierno de Volodímir Zelenski reafirmó que no negociará bajo coerción.