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A dos años del crimen de las israelíes, esperan que el acusado regrese al penal y sea juzgado

El hombre acusado de asesinar a su madre y a su tía, ambas israelíes, y enterrar sus cadáveres en un predio en la localidad mendocina de Guaymallén, respondió "en buenas condiciones" a su tratamiento psiquiátrico y regresará a un penal en los primeros días de febrero, por lo que a dos años del hecho la Justicia está en condiciones de poner fecha de inicio del juicio por jurados.

Lunes, 25 de Enero de 2021

La fiscal de Homicidios que tiene a su cargo la investigación por el doble crimen de las turistas israelíes Pyrhia Saroussy (63) y Lily Pereg (54) aseguró que, de acuerdo a los resultados de los peritajes, el acusado, Gilad Pereg (39), podrá regresar al penal San Felipe en pocos días y se podrá fijar la fecha del comienzo del juicio con jurado popular.

"En diciembre nos mandaron un oficio del instituto El Sauce y dijeron que él ya estaba con un buen tratamiento al cual había respondido y a la brevedad estaría en condiciones de volver al penal", dijo a Télam la fiscal de Homicidios, Claudia Ríos en relación a Pereg, quien mientras estaba en prisión decía ser un gato, maullaba cuando le hablaban y siempre se mostró agresivo para con los investigadores.

La funcionaria judicial dijo que posiblemente en febrero le "darán aviso si ya está en condiciones y si una vez que lo trasladen al penal ya puede entender todo lo que se le dice, se puede elevar a juicio la causa y se fije las fechas para el juicio por jurado".

El hombre llegará al debate acusado del delito de "homicidio agravado por el vínculo", en relación a su madre Saroussy, y "homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego", por su tía Pereg, por lo que en caso de que el jurado lo encuentre culpable, la única pena posible es la de prisión perpetua.

El 26 de enero de 2019 la provincia de Mendoza se conmovió por el hallazgo de los cuerpos Saroussy y de Pereg en un predio propiedad del único imputado, ubicado en calle Julio Argentino Roca 6079 de Guaymallén.

El caso comenzó a investigarse el 12 de enero de ese año, cuando Pereg, un hombre de 1,90 metros de altura, barba tupida y andar cansino que se hacía llamar "Nicolás" Pereg o "Floda Reltih" (Adolf Hitler al revés), denunció la desaparición de su madre y su tía.

El hombre dijo que las había visto por última vez el 12 de enero cuando se marcharon de su predio de Guaymallén en micro al departamento alquilado por ellas en calle España, en la capital mendocina.

Desde ese momento se montó una intensa búsqueda de las dos israelíes en varias localidades de la provincia e, incluso, se dijo que podían estar en Chile a partir de los datos aportados por Pereg, quien aseguró que ambas querían visitar el país vecino.

La Justicia avanzó y descartó varias líneas como hipótesis de búsqueda y se centró con varios allanamientos, al menos tres, en el predio de la calle Roca de Guaymallén, ubicada frente al Cementerio municipal de esa localidad.

En uno de esos allanamientos, los pesquisas contaron con la presencia de canes especializados de la Escuela de Adiestramiento Canino de Mendoza (Escam) y fue uno de ellos que encontró manchas de sangre en la remera del imputado.

Este hallazgo fue clave para determinar que la sangre encontrada en la remera tenía el mismo ADN de uno de los cepillos de dientes encontrado en el departamento alquilado por las mujeres en el centro mendocino.

Horas después y con estas pruebas, Pereg fue detenido como sospechoso por la desaparición de su madre y de su tía.

Los cadáveres fueron hallados finalmente el 26 de enero en el fondo del terreno casi abandonado donde residía "Nicolás" -como también se hacía llamar Pereg- y estaban tapados con piedras y tierra en un lugar donde se erigía una obra en construcción.

Con el hallazgo de los cuerpos, el hombre fue imputado formalmente por la fiscal de Homicidios y trasladado al penal San Felipe.

Las pericias determinaron que la tía del acusado recibió tres disparos y la madre fue asesinada a golpes en distintas zonas del cuerpo.

Por su parte, el abogado Maximiliano Legrand, defensor del acusado, denunció en más de una ocasión el trato que recibió su defendido dentro de la cárcel, por el cual presentó en el 2019 un habeas corpus cuando el personal penitenciario intentó bañarlo y en esa acción le quebraron una mano al detenido.

Además, por el comportamiento de Pereg (cree que es un gato), el letrado solicitó su traslado a un hospital neuropsiquiátrico ya que entiende que su cliente es inimputable, a pesar de que los distintos peritajes aseguraron que comprendía la criminalidad de sus actos.