El club Jorge Newbery fue fundado en octubre de 1921, para la realización de diversas actividades deportivas. Allí se instaló un gimnasio de box y con el tiempo, en 1922,  el club ingresa en la liga mendocina de fútbol. En el año 1953, mediante la sanción de la Ley 2206, la Provincia dona al club un terreno fiscal con cargo de construir allí su sede social y campos de deportes; luego, por Ley 2215, se permuta el terreno original y el club recibe el terreno donde se emplaza actualmente sobre calle Boulogne Sur Mer.

A partir de la obtención de un espacio físico para el desarrollo de sus actividades, el club crece y se consolida en varios deportes de la época. “Se construye una cancha de fútbol, salón de usos múltiples, pista de atletismo, canchas de bochas, etc. Durante varias décadas el club crece y se desarrolla, cayendo luego en decadencia”, indica la legisladora en la fundamentación, y agrega que “desde hace años, tal vez más de 20, la institución dejó de militar en el deporte y luego de diversas administraciones quedó sin conducción y en vías de extinción”.

El estado de abandono del lugar “fue total, produciéndose la usurpación de los terrenos y la instalación de una villa. Como la comunidad barrial empezó a demandar a los poderes públicos una solución, el Gobierno provincial, a pedido de la Municipalidad de Las Heras, dispuso mediante Decreto Provincial 2115, del 1 de noviembre de 2017, la intervención del club y designó un interventor para regularizar la institución y recuperar los terrenos donados. En asocio con la Municipalidad de Las Heras y la Provincia, la intervención logró erradicar la población vulnerable mediante la implementación de un plan de arraigo y reubicación de las familias, liberando así el terreno de sus ocupantes”, comentó la diputada.

En 2021 se cumplen 100 años de su fundación, “es por eso que hoy debemos salvar su historia”, señaló García.

En las cercanías de este emblemático club, se ubican importantes barrios como los Cementista I y II, Infanta, Sargento Cabral y el Jardín Los Andes, entre otros. “En estos conglomerados se viene insistiendo, por lo menos desde hace una década, en que el ex complejo deportivo tendría que ser abierto a la comunidad, a la práctica de juegos, actividades sociales y de esparcimiento, tal como ha ocurrido en otros sitios donde se recuperaron entidades que estaban al borde de la desaparición”, destaca, subrayando que el objetivo de los vecinos es “generar un espacio comunitario con destino a una amplia población infantil que reside en las inmediaciones, que no tiene polideportivos o lugares de similares características”.

No obstante, la redacción del texto originario de la Ley de donación en cuanto a su cargo “resulta hoy de compleja acreditación, dado que si bien resulta evidente que la sede social del club y las canchas de deportes fueron construidas y su presencia en el lugar es evidente, la exigencia de que dichas obras debían comenzar en dos años desde la promulgación y finalizarse antes de los diez resulta hoy de difícil probanza” debido a todo lo sucedido a lo largo de su historia.

Además, “la inclusión de causales de caducidad y la inexistencia casi de rastros visibles de las obras, confabulan con la seguridad jurídica que debe tener la institución para avanzar en un plan de inversiones a fin de restablecer su vieja gloria”, dice García, agregando que “el tiempo transcurrido desde la sanción de la Ley, sesenta y siete años, determina además la prescripción de cualquier acción estatal”.

De allí la necesidad de dar por cumplidos los cargos impuestos en la Ley de donación, puntualizó.

Fuente: Prensa Legislatura de Mendoza