El nene de dos años estaba comiendo mientras su papá cocinaba para el resto de la familia.
El rescate de Julen tuvo el peor desenlace: el nene fue encontrado muerto. Un día después de su entierro, mientras la familia hace el duelo, los investigadores tienen como objetivo entender cómo sucedió esta tragedia, por lo que recolectaron datos para entender cómo fueron los últimos minutos del nene de dos años.
La reconstrucción de ese 13 de enero arrojó datos reveladores en cuanto al reparto de responsabilidades. En principio, porque se trató de un terreno en construcción, propiedad del novio de la prima de uno de los padres del nene. A su vez, el pozo en el que cayó había sido perforado de manera ilegal para extraer agua.
Julen estaba sentado en una zanja de 35 metros de largo con forma de L, comiendo un paquete de palitos de queso salados y vestido con un buzo de color azul y rojo, tal como se puede apreciar en la imagen a la que accedió El Mundo. Se encontraba bajo el cuidado de su mamá, hasta que ella tuvo que alejarse y le pidió al padre que lo controlara.
El papá de Julen, que estaba cocinando una paella, fue a buscar troncos para hacer fuego y calentar el arroz, hasta que levantó la mirada y vio por última vez a su hijo, mientras éste avanzaba los últimos centímetros hacia el pozo de más de 100 metros de profundidad en el que cayó.
Según su segundo testimonio, que se contradice con lo que había declarado en la primera oportunidad, el papá llegó a ver el momento de la caída, corrió hacia el pozo y escuchó a Julen llorar.
El pozo ilegal había sido abierto el 18 de diciembre del año pasado y si bien había quedado tapado por un piedra, maquinaria que se utilizó para obras siguientes lo dejó nuevamente al descubierto.
En una serie de fotos a las que tuvo acceso El Mundo, se puede ver la paellera, el arroz, la carne, bebidas y hasta los ladrillos que iban a usar para hacer el fuego para esa fatídica comida familiar.