Ebrahim Raisi estará hasta el miércoles y se reunirá con el primer ministro Shehbaz Sharif y otras autoridades.
El presidente iraní, Ebrahim Raisi, llegó este lunes a Islamabad en una visita oficial de tres días, según informó el Ministerio de Asuntos Exteriores, en un contexto de fuertes medidas de seguridad en la capital pakistaní.
La visita, que según el Ministerio de Asuntos Exteriores pakistaní se prolongará hasta el miércoles, se produce en un momento en que los dos vecinos intentan recomponer sus lazos tras los ataques militares sin precedentes de este año.
"El presidente iraní está acompañado por su esposa y una delegación de alto nivel", dijo el Ministerio de Asuntos Exteriores de Pakistán en un comunicado, que añadió que el grupo también incluía al ministro de Asuntos Exteriores, otros miembros del gabinete y altos cargos.
Raisi se reunirá con el primer ministro Shehbaz Sharif y otras autoridades, además de visitar la ciudad oriental de Lahore y la ciudad portuaria meridional de Karachi, añadió.
Las principales autopistas de Islamabad fueron bloqueadas como parte de las medidas de seguridad para la llegada de Raisi, mientras que el Gobierno declaró un día festivo en Karachi.
La visita de Raisi es un paso clave hacia la normalización de los lazos con Islamabad, pero es el líder supremo iraní, el ayatolá Alí Jamenei, y no el presidente, el que tiene la última palabra en asuntos de Estado, como la política nuclear.
La tensión también es alta en Oriente Próximo después de que Irán lanzara un ataque sin precedentes contra Israel hace una semana y de que el centro de Irán sufriera a su vez lo que, según fuentes, fue un ataque israelí el viernes.
Pakistán e Irán tuvieron una historia de relaciones difíciles a pesar de varios pactos comerciales e Islamabad está históricamente más cerca de Arabia Saudí y Estados Unidos.
Su acuerdo más destacado es el de suministro de gas, firmado en 2010 para construir un gasoducto desde el yacimiento iraní de Fars del Sur hasta las provincias meridionales paquistaníes de Baluchistán y Sindh.
A pesar de la acuciante necesidad de gas de Pakistán, Islamabad aún no inició la construcción de su parte del gasoducto, alegando el temor a las sanciones estadounidenses, una preocupación que Teherán rechazó.
Pakistán dijo que pediría exenciones a Estados Unidos, pero Washington dijo que no apoya el proyecto y advirtió del riesgo de sanciones al hacer negocios con Teherán.
Ante la posibilidad de sanciones por incumplimiento de contrato de miles de millones de dólares, Islamabad dio recientemente luz verde a la construcción de un tramo de 80 kilómetros del oleoducto. (NA)