Fueron sólo 30 personas, en su mayoría del círculo íntimo, la ceremonia fue transmitida por televisión e incluyó un minuto de silencio en su homenaje.
A causa de la pandemia, la despedida de Felipe tuvo un carácter especialmente íntimo, a diferencia de como han sido los funerales de la alta nobleza británica históricamente.
Militares transportaron su féretro hasta la Capilla en homenaje a los tiempos en que el príncipe cumplió con una carrera militar, hasta que se casó con Isabel.
Luego el príncipe Carlos y su hermana Ana, acompañaron el cajón en una corta procesión, completando un viaje por todo el castillo de alrededor de ocho minutos.
En el camino estaban los hermanos de Carlos, y detrás William y Harry, sus hijos.
Luego prosiguieron los demás miembros de alto rango de la familia real.
El encargado de oficiar el servicio, el arzobispo de Canterbury, Justin Welby.
"Recordamos las distintas maneras que nos ha inspirado, y ha acompañado a la Reina Isabel II. Por su coraje, fuerza y fe. Nuestras vidas han sido enriquecida por sus valores", expresó el religioso.
Se leyeron pasajes de la biblia para despedir al consorte y sonó William Smith, The Lord’s Prayer y John Day Certain Notes.
Isabel II uso barbijo y se sentó sola, mientras que todos los participantes de la ceremonia siguieron las pautas sanitarias y permanecieron socialmente distanciados entre ellos.
El funeral finalizó con la encomendación del decano de Windsor, David Conner, siguiendo el rito tradicional.