Austin, de 67 años, se retiró del ejército en 2016 después de más de 40 años de servicio y, de acuerdo con Biden, "está excepcionalmente calificado para asumir los desafíos y las crisis actuales".

La designación de Austin no sorprende. Biden llegó a la Casa Blanca decidido a dejar atrás la prédica segregacionista, misógina y xenófoba de su antecesor en el cargo, Donald Trump. Y eso quedó en evidencia en la conformación de su gabinete que es considerado el más diverso de la historia de los Estados Unidos.

Cuando George Washington, el primer presidente de los Estados Unidos, formó su primer gabinete en 1791, todos sus miembros eran blancos y hombres.

Más de 200 años después, la llegada el poder de Joe Biden impuso un cambio radical.

La apuesta por un gabinete variado comenzó meses antes de las elecciones, con la propia selección como su compañera de fórmula para la vicepresidencia: Kamala Harris, la congresista por California que se convirtió este miércoles no solo en la primera mujer en ocupar el cargo, sino también en la primera con raíces africanas y asiáticas en llegar al puesto.

También optó por otra mujer para uno de los puestos más sólidos del gobierno federal: Janet Yellen, quien fuera la primera mujer presidenta de la Reserva Federal ahora se convirtió en la primera secretaria del Tesoro.

Casi 50% de los nominados para las secretarías (como se conocen en Estados Unidos a los ministerios) o puestos de alto nivel dentro de ellas son afroamericanos o descendientes de latinos.

"Este gabinete será más representativo del pueblo estadounidense que cualquier otro en la historia", dijo Biden a los periodistas en diciembre.

Entre los latinos que ocupan altos cargos se encuentran Alejandro Mayorkas, de origen cubano, al frente de la secretaría de Seguridad Nacional; Xavier Becerra a cargo de la Secretaría de Salud y Miguel Cardona, de origen puertorriqueño, quien se encargará de la oficina de Educación.