Los investigadores en el caso de los cientos de elefantes muertos en Botsuana temen que pueda tratarse de un nuevo virus que potencialmente pueda afectar a seres humanos.
Expertos en vida salvaje están investigando la misteriosa muerte de cientos de elefantes en Botsuana, debido a los temores a que un posible nuevo virus pudiera saltar a los humanos y esparcirse globalmente.
Autoridades del país al sur de África han verificado los restos de 281 elefantes desde que los primeros cuerpos fueron descubiertos hace algunos meses, pero expertos conservacionistas temen que la cifra total de muertes pueda ser de casi 400.
Hasta el momento se ha descartado que los animales hayan muerto debido a causas comunes como la caza furtiva o envenenamiento con Ántrax, además de que no ha habido sequías en el área, pero los investigadores han reportado avistamientos de elefantes aparentemente confundidos, caminando en círculos y cayendo sobre sus caras antes de morir.
Algunos han llegado a sugerir que un patógeno desconocido podría estar detrás de la muerte masiva de elefantes. De acuerdo con el director de conservación del National Park Rescue, Niall McCann, es posible que se trate del esparcimiento de un evento zoonótico, como ocurrió con el coronavirus.
“El peor de los casos sería que esta pudiera convertirse en otro. Es increíblemente importante descartar la posibilidad de que este cruce se transmita a las personas. Sí, es un desastre de conservación, pero también tiene el potencial de ser una crisis de salud pública.
Oduetse Kaboto,, una autoridad del Ministerio de Medio ambiente y Turismo de Bostuana, señaló que se encuentran a la espera de recibir los resultados de pruebas de laboratorio de muestras enviadas a Sudáfrica, mientras que otra parte que fue enviada a Zimbabwe ya está siendo analizada.
“Tenemos que esperar por el otro conjunto de resultados y reconciliar los dos para ver si dicen lo mismo antes de llegar a una conclusión definitiva”, señaló Kaboto.
Mary Rice, directora ejecutiva de la Agencia de Investigación Ambiental en Londres, criticó a las autoridades africanas por tardar demasiado en solicitar exámenes a un laboratorio acreditado para identificar la causa del problema y tomar medidas para mitigarlo.
La funcionaria británica aseguró que ha habido repetidas ofertas de ayuda por parte de partes interesadas privadas para facilitar los exámenes, pero estos al parecer han caído en oídos sordos.
“La falta de urgencia es una preocupación real y no refleja las acciones de un custodio responsable”, dijo Rice.
Pese a que el número de muertes hasta el momento representa tan solo una fracción de los 13,000 elefantes que se estima viven en Botswana, existen temores de que más de ellos puedan morir si las autoridades no pueden establecer una causa.