El funcionario llamado ‘Judas‘ por el Presidente brasileño entregó 15 meses de conversaciones por WhatsApp y documentación que involucraría al jefe del Estado en varios delitos.
Llamado "Judas" por el presidente Jair Bolsonaro, el ex juez y el ex ministro de Justicia Sérgio Moro declaró este sábado durante más de seis horas y entregó 15 meses de conversaciones por WhatsApp y documentación para involucrar en varios delitos de obstrucción de investigaciones al jefe del Estado, en el mayor escándalo que registra el actual Gobierno de Brasil.
Moro declaró ante comisarios de la Policía Federal en la sede de la fuerza en Curitiba, la misma a la que el entonces juez de Lava Jato mandó a prisión por 580 días el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Moro, según fuentes judiciales, entregó documentación para probar las denuncias que había hecho en conferencia de prensa el 24 de abril pasado, al dejar el cargo de ministro de Justicia, luego de que el presidente impulsara el cambio del jefe de la Policía Federal para tener acceso a investigaciones en curso.
En medio de la pandemia que dejó este sábado a Brasil al borde de los 100.000 contagios y con 6.750 muertos por coronavirus, Bolsonaro acusó a Moro de ser un "Judas" por ofrecerse como delator contra su ex jefe.
Moro entregó a la prensa supuestas pruebas de que el presidente quería cambiar a los jefes de la policía para acceder a investigaciones en secreto de sumario.
El fiscal general, Augusto Aras, puesto en el cargo por Bolsonaro, ordenó investigar las denuncias pero también a Moro por "falsa denuncia", algo que el célebre ex juez del Lava Jato calificó como una "intimidación".
Moro está asistido por un amigo abogado, Rodrigo Sánchez Ríos, quien en el Lava Jato defendió condenados por corrupción por el ex juez, como el ex jefe de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha.
A las 21 (misma hora en la Argentina), Moro llevaba alrededor de seis horas prestando declaración y agentes de la Policía Federal salieron a buscar comida.
Bolsonaro lanzó acusaciones contra su ex ministro de no avanzar investigaciones sobre el atentado que el jefe del estado sufrió en 2018 en medio de la campaña electoral, con un ataque a cuchillo.
"¿Los que ordenaron el atentado están en Brasilia? ¿Judas, que hoy declara, interfirió para que no se investigara? No haré nada que no esté de acuerdo con la Constitución, pero tampoco admitiré que haga algo en mi contra y en contra de Brasil pasando por arriba de la Constitución", afirmó Bolsonaro.
Por la mañana, el Presidente fue al interior del estado de Goiás en helicóptero desde Brasilia. En la ciudad de Cristalina repitió lo de los últimos cuatro fines de semana: saludó a la gente, posó para selfies y dijo que los gobernadores e intendentes "serán responsables por el desempleo" por aplicar cuarentenas.
"Quieren derrocarme", dijo hablando a pequeños comerciantes que se sacaban fotos con él. A diferencia de otras veces, Bolsonaro usó barbijo, pero se lo quitaba para hablar, y dar besos y abrazos.