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Brasil: Jair Bolsonaro blinda el Ministerio de Justicia y la Policía

Los federales, pieza clave en las investigaciones contra su entorno, quedarán bajo el mando de un amigo de su familia.

Miercoles, 29 de Abril de 2020
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Las designaciones llegaron horas después de que el Supremo abriera una investigación contra Bolsonaro en base a la denuncia que hizo el exministro Moro de que el mandatario busca manipular a la Policía Federal para controlar pesquisas en marcha, algunas contra sus hijos.

El presidente ultraderechista designó como ministro de Justicia y Seguridad Pública a André Mendonça, hasta ayer el abogado general de la Unión y un hombre que cumple con dos demandas del bolsonarismo parlamentario: es pastor evangélico y candidato a ocupar el lugar que se liberará en el STF en noviembre.

"El mío será un trabajo técnico", prometió Mendonça, un funcionario de carrera de la Abogacía del Estado desde 2000, que pasó por los gobiernos de Fernando Henrique Cardoso, Luiz Inácio Lula da Silva, Dilma Rousseff y Michel Temer.

Pero la designación que causó más ruido fue la del jefe de la Agencia Brasileña de Inteligencia (ABIN), Alexandre Ramagem, como nuevo director de la Policía Federal.

La decisión fue oficializada ayer por el Diario Oficial de la Unión, el boletín oficial brasileño, en el marco de la ofensiva de Bolsonaro para poner a tropa propia en el comando de la Policía Federal, la misma decisión que motivó la renuncia de Moro el viernes pasado y su denuncia contra el mandatario por supuesta obstrucción de la justicia, prevaricato y otros posibles crímenes de responsabilidad.

Ramagem es comisario de la Policía Federal y amigo personal de Carlos Bolsonaro, el hijo concejal del mandatario que es señalado por la oposición como el supuesto responsable de una "oficina del odio", tal como algunos aliados y muchos rivales llaman a la usina de operaciones de desprestigio en las redes sociales contra los detractores del gobierno.

El opositor Partido Democrático Laborista (PDT) pidió al STF frenar la asunción de Ramagem por considerarla una designación política y no técnica, un argumento que también esbozó el Partido Social Liberal (PSL), la fuerza que llevó a Bolsonaro al poder pero que este abandonó el año pasado.

"¿Y qué me importa? ¿Voy a nombrar a amigos de otros?", respondió Bolsonaro por Facebook a un seguidor que le preguntaba sobre las críticas a Ramagem.

Mendonça, además de ocupar el cargo de abogado general de la Unión, es pastor de la Iglesia Presbiteriana Esperança de Brasilia y un hombre cercano a la familia Bolsonaro, con quien comparte el pedido de liberar la portación de armas.

La designación de Mendonça fue vista ayer también como una señal de que será el candidato de Bolsonaro para el STF, cuando en noviembre se abra un asiento en ese tribunal.

"Quiero poner en el Supremo a un juez terriblemente evangélico, es lo que falta", había prometido Bolsonaro el año pasado. Este es uno de los acuerdos de gobernabilidad que Bolsonaro selló con el bloque evangélico para ensayar un dique contra los posibles pedidos de juicio político en el Congreso.

La otra pata de la ofensiva es tomar el control de la Policía Federal, que hasta hace una semana estaba en manos de un hombre de confianza de Moro.

El exministro renunció luego que Bolsonaro removió a su aliado y ayer el mandatario lo reemplazó con el comisario Ramagem.

El nuevo jefe de la Policía Federal tendrá a su cargo la fuerza que hará todas las investigaciones sobre el presidente y su familia que sean requeridas por los distintos niveles del Poder Judicial.

Tras su salida del gobierno, Moro acusó a Bolsonaro de haber intentado tener acceso a investigaciones en curso pedidas por magistrados a la Policía Federal y amparadas por el secreto de sumario.

El ahora exministro había llevado a trabajar con él en el Ministerio de Justicia a los comisarios de la ciudad de Curitiba, Paraná, que actuaron con el en la operación Lava Jato, que condenó y detuvo en 2018 al líder opositor Luiz Inácio Lula da Silva, que quedó fuera ese año de las elecciones que ganó Bolsonaro.

La ofensiva del jefe de Estado también apunta a neutralizar a quienes lo consideran un rehén de los militares que ocupan la mitad de los cargos del Gobierno. Prueba de ello es que Bolsonaro ratificó en su cargo al ministro de Economía, el ultraliberal Paulo Guedes, y dejó de lado el bosquejo del plan desarrollista de la economía para enfrentar la pandemia que había diseñado el jefe de gabinete, el general Walter Braga Netto.

Bolsonaro perdió por propia voluntad a dos ministros populares y clave: primero fue Luiz Mandetta en Salud y luego Moro en Justicia, mientras la agenda política tapa la desesperación de la pandemia por coronavirus, con colapsos en hospitales y cementerios.