El director de cine ruso Ivan Vdovin nunca se imaginó que en medio de una producción de una película le iban a ofrecer una esposa y, mucho menos, que la candidata tenía apenas siete años. Dos años después, el hombre reveló el detrás de escena de esa propuesta, una costumbre todavía vigente en varios países que avalan el matrimonio infantil.

Todo empezó en 2016, cuando el cineasta se trasladó hasta un desierto entre Israel y Palestina para trabajar. Allí, conoció a un beduino llamado Arafat, que después de varias charlas con él le sugirió que podía llevarse a su hija, Zakura, a Moscú a cambio de 50 ovejas. Y una vez que cumpliera los 12 años se podrían casar.

Vdovin argumentó que, según él, la motivación del padre no era recaudar dinero sino preservar el futuro de la nena. "Quería cambiar su destino. De lo contrario, dentro de un par años, sería vendida a un pueblo cercano o a alguien más viejo. Estas son las costumbres y nadie las transgrede", justificó.

El director rechazó la propuesta, pero se comprometió en ayudar a Zakura para poder contar su realidad. La película se estrenará en 2019 y, mientras tanto, el cineasta empezó una campaña de recaudación de fondos para alcanzar los 4.400 dólares. Su objetivo no es convencer a su familia de romper con las tradiciones, sino narrar la historia sobre "personas que experimentan emociones, amor, miedo y no entienden qué elección es la correcta".

Sin embargo, Vdovin tiene la esperanza de que gracias a su documental pueda darle la oportunidad al padre de la nena de tomar otro tipo de decisión para el futuro de la chica.

El matrimonio infantil

Según la Unicef, el matrimonio infantil "viola los derechos humanos" y, en el caso de las víctimas mujeres, se trata de un tipo de abuso sexual y explotación.

Algunas de las consecuencias negativas son la separación de la familia y los amigos; la falta de libertad para relacionarse con las personas de la misma edad; participar en las actividades comunitarias; y una reducción de las oportunidades de recibir una educación. A su vez, puede acarrear trabajos forzados, esclavitud, prostitución y violencia.

Los padres a veces consienten estos matrimonios por necesidades económicas. En estos casos, se lo considera como un medio de proporcionar a sus hijas una tutela masculina, de protegerlas contra las agresiones sexuales, de evitar embarazos sin estar casadas, de alargar sus años de fecundidad o de asegurar su obediencia en el hogar del marido.

Según las tradiciones beduinas, las nenas de entre 11 y 12 años son vendidas a los novios a cambio de ganado. En el momento en que la chica se muda con su marido, debe romper toda comunicación con su familia de origen y reducir su círculo íntimo con las hermanas de su pareja y su suegra.