Fue un campeonato largo. Pero a diferencia de los demás, Racing lo empezó a pelear en la cuarta fecha. Después del mazazo que significó la eliminación de la Copa Libertadores ante River, el plantel, de la mano de su capitán, Lisandro López, se juramentó conseguir el título. Y lo logró con creces.

Sus números son apabullantes: hasta el momento sumó 56 puntos y de ganarle a Defensa y Justicia en la última fecha puede llegar a los 59. Ganó 17 encuentros y empató 5. Sólo sufrió 2 derrotas, ante River y San Martín de Tucumán, que hoy son parte de la historia y ya no duelen.

Es el equipo más goleador con 27 tantos y tiene en Lisandro López al goleador del torneo con 17 tantos. Además, es el equipo al que menos le convirtieron con tan sólo 15 goles en contra.

La fortaleza de su plantel y de su juego lo hicieron uno de los equipos más importantes de los últimos 10 años. Con jugadores de jerarquía en todas las posiciones. Eso, no sólo es mérito del entrenador, sino también de la dirigencia que tiene un rumbo claro.

El último ídolo

Llegó en 2015 para continuar con el legado de Diego Milito. Compartieron plantel durante seis meses hasta que el Príncipe se retiró. Lisandro López agarró la manija, se hizo líder y ya integra la galería de los futbolistas que tras una larga y exitosa trayectoria son premiados con un desenlace luminoso.

Capitán, buque insignia, medida del apego a la camiseta y de sueños que, ya es un hecho, se hicieron realidad, Licha López aprobó con altas notas en todos los indicadores: entendimiento, solidaridad y goles.

Entre aquel chiquilín electrizante goleador del Torneo Apertura 2004 y el que hoy tiene en el bolsillo la suma más alta de anotadores de la Superliga ha pasado bastante más agua que la del mero transcurrir de los almanaques.

Lisandro López, Licha, un hombre de 36 años que anda por la vida dichoso como un niño con juguete nuevo, por la sencilla y sagrada razón de que ha hecho cumbre en Racing, su lugar en el mundo.

El fin de un estigma

Eduardo Coudet ya puede sacarse la mochila de "perdedor". Las finales perdidas en la Copa Argentina, cuando dirigía Rosario Central, hoy son parte del pasado. Con su Racing campeón, Chacho da cuenta de que un trabajo serio y respetuoso puede terminar de la mejor manera.

Impulsivo, bromista, calentón, obsesivo, carismático, son algunos de los adjetivos que encierra Coudet, un técnico cercano al jugador, pero con mano firme a la hora de tomar decisiones. El caso Centurión es un gran ejemplo.

El Chacho supo ser el timonel del un barco con vuelo propio. Supo atravesar las tempestades y salir airoso de las aguas más difíciles. Acompañado por un gran grupo de jugadores (y personas), este Racing ya quedó en la historia grande del fútbol argentino.