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Astrónomos descubren una nueva galaxia muy antigua próxima a la nuestra

Mientras inspeccionaban un cúmulo globular, un equipo de astrónomos empezó a notar que algunas de sus estrellas parecían fuera de lugar. Cuando investigaron de forma más profunda, se dieron cuenta de que las estrellas anómalas eran parte de una galaxia cercana a la nuestra, una que no conocíamos.

Lunes, 4 de Febrero de 2019
Un momento estás investigando un cúmulo globular, y el próximo estás inesperadamente escribiendo un informe de investigación sobre algo completamente diferente, principalmente el descubrimiento de una galaxia enana esferoidal desconocida hasta ahora. Pero eso es justo lo que ocurre a veces, y los autores del nuevo estudio, publicado esta semana en el diario Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, no podrían estar más felices.

“¡Definitivamente fue una sorpresa!” comentó Luigi Bedin, un astrónomo en el INAF-Osservatorio Astronomico di Padova en Italia, y el autor principal del nuevo estudio. “Sabíamos que era algo atípico”.
Nombrada “Bedin I” en honor al astrónomo que la descubrió, la nueva galaxia definitivamente no es ordinaria. Es escandalosamente pequeña, opaca y muy, muy antigua. Notablemente, está justo al lado de la nuestra, en términos cósmicos. Está a 30 millones de años luz, lo cual la clasifica como parte de nuestro grupo local de galaxias. (Para darte una idea de la escala, la Vía Láctea tiene una diámetro de 105.000 años luz).
Bedin I está ubicada en la constelación Pavo, que es visible desde el hemisferio norte. La galaxia pequeña no se ha detectado hasta ahora porque está tapada por NGC 6752, el cúmulo globular que estaba estudiando el equipo de Bedin.
Específicamente, estaban analizando enanas blancas dentro de NGC 6752 para poder medir la edad del cúmulo, que se encuentra aproximadamente 17.000 años luz del centro de la Vía Láctea. Utilizando el telescopio Hubble de la NASA y la ESA, los astrónomos empezaron a ver que algunas de las estrellas en las franjas exteriores del cúmulo globular estaban fuera de lugar, lo cual condujo al descubrimiento accidental.
“La temperatura y la luminosidad de estas estrellas sugirió que estaban más lejos” le dijo Bedin a Gizmodo. “Y estaban demasiado flojas y demasiado lejos de otras galaxias cercanas”.
Los astrónomos rápidamente se dieron cuenta de que estaban mirando una galaxia no detectada, una colección compacta de estrellas antiguas con un diámetro de 3.000 años luz situada 2.300 veces más lejos que el cúmulo globular NGC 6752. Bedin I fue clasificada como una galaxia enana esferoidal debido a su pequeño tamaño (su diámetro es 1/35 del diámetro de la Vía Láctea), poca luminosidad, falta de polvo y población de estrellas antiguas. Hasta la fecha, se han identificado aproximadamente 36 galaxias de este tipo en el grupo local de galaxias, de acuerdo con una publicación de Hubble sobre el descubrimiento.


“Si la galaxia hubiera estado 10 veces más lejos, hubiera sido más difícil detectar”, comentó Bedin. “Hubiera estado fuera de nuestro grupo local”.
Bedin I tiene alrededor de 13.000 millones de años. Sus estrellas más antiguas ya no están quemando hidrógeno, un indicio claro de su edad avanzada, explicó Bedin. Esta galaxia enana se formó durante las primeras etapas del universo, así que se considera un fósil cosmológico.
Notablemente, se formó durante los primeros cientos de millones de años después del Big Bang. El descubrimiento confirma las ideas de que algunas de las galaxias más antiguas del universo están cerca. Pero el descubrimiento también demuestra que es difícil detectarlas porque son tan pequeñas y tenues.
Esta galaxia enana no solo es antigua, sino que también está increíblemente aislada y tranquila. Bedin I ha estado flotando por los cosmos con impunidad durante miles de millones de años, lo cual la convierte en un target excelente para futuras investigaciones. El descubrimiento de esta galaxia aislada podía “poner restricciones sobre los modelos que muestran cómo se forma la galaxia que vemos hoy en día”, comenta Bedin.
Como nota final, Bedin dijo que está contento con el nuevo nombre de la galaxia, añadiendo que es “agradable adoptar un apodo de uno de los que hizo el descubrimiento en vez de una identificación anónima basada en sus coordenadas”.
¡Es difícil juzgarlo por eso! Esas terribles designaciones numéricas, aunque prácticas, a menudo son muy ridículas. No hay nada malo en darle un buen nombre a cosas interesantes, y en consecuencia honrar a los investigadores que hicieron el descubrimiento.